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Un mapa de ruta para cinco años

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El borrador del proyecto de ley de urgente consideración va en camino a convertirse, retocado y mejorado, en el proyecto que llegará al Palacio Legislativo ya con Luis Lacalle Pou como presidente.

Con precisión milimétrica, el presidente electo va quemando etapas en su camino a asumir el gobierno de la República el 1º de marzo. Todo funciona tal como estaba previsto, sin sorpresas.

Los sorprendidos sin embargo, siguen siendo los frentistas. O al menos se hacen los sorprendidos. Lo cierto es que sus militantes y dirigentes han inundado las redes aduciendo que este borrador era desconocido hasta ahora y engañó al votante pues de haberlo sabido, hubiera votado masivamente al Frente. La inefable Fabiana Goyeneche incluso llamó a la resistencia (otra más) como si un ejército invasor estuviera ocupando el territorio nacional o una dictadura (¿tal vez al estilo chavista?) oprimiera al país.

Ante tanta sorpresa no podemos menos que preguntarnos en que país viven quienes así reaccionan ya que nada de lo que se plantea en el borrador ha sido secreto. Estuvieron tanto tiempo encerrados en su mundo que no se enteraron qué decía y hacía la oposición, y menos aún qué sentía buena parte del población, cansada y hastiada de 15 años de gobierno frentista.

Porque si hubieran prestado atención, estarían enterados de cuales eran las propuestas que Lacalle Pou viene presentado ya desde la campaña de 2014 y luego cuando cada año proponía 20 medidas a ser aplicadas para ese año hasta finalmente llegar a su formidable programa de gobierno para la campaña de 2019.

A eso se agrega la difusión que tuvo el programa acordado con los demás sectores blancos una vez que Lacalle ganó la interna y luego con todos los socios de la coalición, camino a la segunda vuelta. Fue un trabajo de gran lucidez política por parte de todos los actores y de un claro liderazgo por parte del propio Lacalle. Nadie que estuviera informado puede pues sorprenderse ante el contenido del borrador. Es más, nadie que estuviera en contacto con el sentir de la población, puede suponer que su contenido debiera ser otro.

Es verdad que con la “remontada” de noviembre, el Frente acortó la distancia que surgió del resultado de la primera vuelta. Y ello no gracias a los méritos de su candidato, sino a una sagaz acción de los militantes que con certera puntería amedrentaron a lo que podría llamarse los “clientes-rehenes” del Mides y de las políticas sociales del gobierno saliente, difundiendo el cuento de que perderían todo. Pero ni aún así lograron revertir el resultado, tal era el hartazgo de la población.

La gente quería otra cosa, quería exactamente lo que propone esta propuesta de ley de urgente consideración.

El Frente insiste que se retrocederá sobre derechos ganados en estos años como si todo lo bueno que hay en Uruguay no fuera el resultado de una costosa construcción desde 1830, sino algo inventado por ellos en solo tres lustros. Muchos temas donde sí fueron impulsores, son cambios que estaban ocurriendo al mismo tiempo en muchos otros países del mundo. Pero en otras cosas hubo más retórica que realidad, a no ser que por el solo hecho (frívolo y artificial) de usar el “todes” en lugar de todos o todas, sea por sí solo un cambio revolucionario.

En cambio, el Frente Amplio retrocedió en otros terrenos. Su sobrecarga tributaria y exceso de regulaciones, frenó el desarrollo productivo y comercial del país. El crecimiento del desempleo es el síntoma más evidente de ello. Su incapacidad para abordar un cambio genuino en la deteriorada educación agudizó desigualdades e impide que muchas generaciones puedan desarrollarse para tener mejor calidad de vida. Ahí se cercenan derechos y libertades. También se los cercenan cuando se es omiso en afrontar el angustiante tema de la inseguridad, que golpea duro a todos los sectores de la sociedad por igual.

Estos temas sí exigen cambios y a ellos apunta la propuesta que tanto alarma a los frentistas aunque genera esperanza en la población. Si alguien está en fina sintonía con la gente es el gobierno que viene, no el que se va. El proyecto es abarcativo y es de “urgente consideración” porque es el mapa de ruta para la gestión de gobierno en este período. En ese contexto, el relato fantasioso que pretende imponer el Frente o los llamados a la resistencia no tienen cabida ni son propios de un país con arraigada tradición democrática.

Los futuros opositores deberán primero y antes que nada, entender porqué perdieron, porqué cansaron, porqué hartaron.

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