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La madre en la nueva familia

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Hoy se celebra el día de la madre. En la nueva sociedad uruguaya que viene alumbrando en es-te siglo XXI, hay cambios importantes que hacen que el clásico modelo familiar de clase media de mediados del siglo XX, compuesto por un padre, una madre y dos hijos, ya no sea el modelo hegemónico.

En primer lugar, la tasa de nacimientos es cada vez menor. En 1900 nacían 33 niños cada 1.000 habitantes. Pero esa cifra fue bajando a lo largo del tiempo. En 1964 nacían 20,6/1.000; en 1996, el índice fue de 18,2/1.000 y en 2011, fecha del último censo, fue de 14,1 nacimientos por cada 1.000 habitantes. Esto se traduce en que la tendencia es que nacen menos uruguayos por año. En 1975, fueron 59.140. Pero en 2014, cuando en realidad hubo más población en total que en 1975, fueron solo 48.309.

En el mismo sentido, la tasa de fecundidad general también disminuyó. Se trata de la relación que existe entre el número de nacimientos ocurrido en un año y la cantidad de población femenina en edad fértil en ese mismo período. La cifra de 2,1 hijos por mujer es la que se conoce como tasa de remplazo, y es el mínimo requerido para asegurar el llamado nivel de remplazo de la población del país en el largo plazo. Hoy, en nuestro país, no alcanzamos esa tasa global: en 2012, la cifra fue de 1,98.

Pero este promedio encierra un dato más importante. En efecto, las mujeres en situación de pobreza presentan una tasa de fecundidad de 2,56. Datos de 2006 mostraron que las mujeres que vivían en hogares que presentaban dos o más necesidades básicas insatisfechas tuvieron un promedio de 4,47 hijos, mientras que las mujeres que vivían en hogares con necesidades básicas satisfechas tenían una cantidad promedio de hijos mucho menor (2,08). De forma general, las mujeres de menor nivel educativo son las que más hijos traen al mundo. Las que acceden a un nivel de educación formal con secundaria finalizada tienen un promedio de 1,95 hijos, que es menor al del nivel de remplazo poblacional.

En segundo lugar, estos datos objetivos en torno a la cantidad de hijos por mujer deben interpretarse a la luz de otros cambios importantes en la estructura familiar. Se trata de la constante baja en la cantidad de matrimonios. Es que las parejas ya no se casan tanto como antes. Ni de cerca.

En cifras redondas, en 1975 se celebraron 25.000 matrimonios; en 1990, fueron 20.000; en 2000, 13.800 parejas contrajeron matrimonio, y en 2010 esta cifra descendió más aun, a un total de 10.500 en todo el país. En paralelo, aumentó la edad con la que los uruguayos deciden casarse: entre 1975 y 2000, los hombres pasaron de casarse con 29 años a hacerlo con 32,6 años en promedio, mientras que las mujeres pasaron de casarse en promedio con 25 años a hacerlo con 29 años.

También se verifica un aumento en la cantidad de divorcios. Hoy, una de cada dos parejas que se casa, estadísticamente, terminará divorciada. En los veinte años comprendidos entre 1985 y 2004, en cifras aproximadas, hubo 363.000 matrimonios y casi 152.000 divorcios. Naturalmente, aumentó muchísimo la cantidad de parejas que conviven sin estar casadas. Ellas representaban, sobre el total de las parejas, 8,4% en 1963. En 2011, fueron cerca del 40% del total. Entre los más jóvenes, convivir sin estar casados es la regla mayoritaria: hoy, 75% de las personas de entre 25 y 29 años que están en pareja, cohabitan sin estar casadas.

Estas nuevas estructuras familiares y comportamientos demográficos cambiaron sustancialmente el viejo modelo familiar. Ya no solo por aquello de los hijos "tuyos, míos y nuestros", frutos de distintas uniones de los padres, que conviven bajo el mismo techo. Sino también porque muchas veces por causa de una separación, el padre está menos presente: es la madre quien debe cargar sola con el peso de la manutención de la familia.

En efecto, los recientes resultados presentados por la primera encuesta nacional de salud, nutrición y desarrollo infantil elaborada por la Oficina de Planeamiento y Presupuesto a través del programa Uruguay Crece Contigo, la facultad de Ciencias Económicas y el Instituto Nacional de Estadística, mostraron que casi la mitad de los niños (47,4%) menores de 4 años que tienen padres separados, divorciados o que nunca vivieron con ellos, no recibe dinero del padre.

Madre hay una sola y en torno a ella siempre gira la vida familiar. Pero hoy en día, los cambios sociales hacen que ni las estructuras familiares, ni las responsabilidades individuales sean las mismas que hace décadas atrás.

Editorial

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