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La verdadera lucha en el Frente

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Los coletazos de la derrota electoral del Frente Amplio a nivel nacional dejaron al futuro partido opositor en un estado de parálisis, dónde no se ha procesado ningún tipo de autocrítica ni se han ordenado los nuevos liderazgos.

La demostración más clara es la forma en que se han definido las candidaturas a la Intendencia de Montevideo, único baluarte electoral que el Frente Amplio razonablemente aspira a mantener, junto a Canelones.

El proceso de elección de candidatos para la comuna capitalina habla por sí misma. Un resultado claro de la elección es el quiebre ideológico del Frente Amplio. El dominio abrumador en los órganos de gobierno partidario y en el parlamento del bloque marxista hoy es una realidad incuestionable. Entre tupamaros, comunistas y los socialistas kirchneristas de Civila acumulan casi todo el poder frentista. El hundimiento del astorismo, el perfil radical que quiere tomar Bergara alejándose de la socialdemocracia y abrazándose al dictador cubano y la defección de los socialistas renovadores de sus responsabilidades políticas dejaron la cancha libre para otro Frente Amplio.

Esta es una realidad política de nuestro país que debe entenderse correctamente, porque será una de las claves de los próximos 5 años: El 39% que votó el FA en octubre no sólo es mucho menos que en el lustro anterior, es cualitativamente distinto. Al radicalizarse en un formato socialista marxista con exponentes como Andrade u Olesker que defienden la sangrienta dictadura venezolana y defienden un modelo de sociedad sin derechos humanos básicos como la libertad de comunicación o el derecho de propiedad, el FA de Tabaré Vázquez o Líber Seregni sencillamente desapareció.

Este panorama es el que deparó la selección de las candidaturas en Montevideo. En primer lugar, los tupamaros aliados con Bergara promovieron a Álvaro Villar como forma de no tener en la intendencia de la capital a nadie que pueda hacerle sombra a Mujica, Orsi o el propio Bergara. Más allá de las capacidades y virtudes del Dr. Villar, que ciertamente las tendrá, es un títere del perverso juego de Mujica y sus auxiliares.

En segundo lugar, la candidatura de Cosse, apoyada por el Partido Comunista e insólitamente por el Partido Socialista que decidió enterrar a Martínez para imponer el proyecto ideológico de Civila representa la unión hasta el presente imposible de socialistas y comunistas, gracias a la renuncia de los primeros a su identidad.

No es casual que los socialistas renovadores acusen a Civila de ser un comunista infiltrado. A juzgar por su actuación que llevó al Partido Socialista a perder la mitad de sus votos con un candidato de su sector y por el desplante a Martínez que era el mejor candidato frentista a la Intendencia según el dictamen de las encuestas se puede apreciar con claridad que Civila no es funcional al Partido Socialista, pero si a su destrucción. El silencio cómplice de los renovadores mientras el actual secretario general destruye su partido también explica buena parte del fenómeno.

Ante este panorama, y en tercer lugar, es que resurge la candidatura de Martínez. Lo poco que le queda de socialdemócrata al Frente entendió que tiene que unirse para no desaparecer. Por eso García y Ferreri bajaron sus candidaturas y Astori (aunque de mala gana) acepta la situación en un cómodo tercer plano. Detrás de la candidatura de Martínez hay un proyecto de lucha por el poder y la identidad del FA, no un proyecto municipal.

Martínez, con todos sus defectos y virtudes, es un moderado de convicciones democráticas. Su nivel de conocimiento y simpatía hace que sea uno de los pocos políticos frentistas para encabezar un nuevo sector dentro del realineamiento que sufre el partido que no será marxista ni totalitario. Esto es lo que está en juego y pese a contar con la menor estructura política de los tres candidatos, ciertamente tiene buena chance de desplazar aquellos que arrancaron primero y cobrarle, de paso, la factura a su propio Partido Socialista.

A diferencia de otras elecciones el cruce entre candidatos y sectores será permanente de aquí a mayo. Ya han intercambiado golpes los candidatos y sus dirigentes y sin dudas que el clima de tensión irá incrementándose a medida que nos acerquemos a la elección y naufraguen los proyectos de tupamaros y comunistas en Montevideo.

¿Se imaginan lo que podría ser este departamento con una intendencia en manos de Daniel Martínez y un parlamento dominado (incluido el departamental) por el marxismo del Frente Amplio, que atravesará una etapa en la que estará en juego nada menos que su línea ideológica y su propia supervivencia?

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