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La LUC, articulador para la coalición

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A medida que transcurre el verano, se acerca la fecha en que se realizará el referéndum para ver si se mantiene o deroga la Ley de Urgente Consideración (LUC). De acuerdo con lo que dicen las encuestas, podría haber una leve ventaja a favor de mantenerla.

Lo de que la ventaja sea leve y dudosa, tiene sentido en un país cuyas preferencias políticas se dividen en mitades casi idénticas, a veces inclinándose más a un lado, otras en la dirección opuesta, siempre por márgenes estrechos.

Que haya una ventaja, por chica que parezca, tiene su lógica en un país en que durante dos años mostró un sostenido apoyo al gobierno y a su gestión.

Pero las encuestas no son las urnas, que es de donde salen los números reales y que a veces sorprenden por lo inesperado… o lo indeseado. Más cuando es bien conocida la capacidad del Frente Amplio para realizar sus famosas “remontadas”. Es decir, la de dar vuelta sobre la hora lo que parecía ser un contexto adverso. Para ello usa estrategias y mecanismos que la otra parte ni siquiera sabe que existen.

Por lo tanto, si el gobierno y la coalición que lo apoya se confía demasiado, puede encontrarse con una sorpresa desagradable.

Para la coalición desarrollar la campaña de defensa de la LUC es un desafío enorme que, bien afrontado, puede fortalecerla. Y es bueno que así sea.

La LUC se elaboró sobre necesidades y reclamos de la ciudadanía, no sobre postulados ideológicos. Por eso, la gente de todos los colores se reconoce en ella. Es a ese votante a quien deben llegar los defensores de la ley para convencerlos que voten sin culpa contra su derogación.

Como es bien sabido, la Coalición Republicana está conformada con criterios muy flexibles, a diferencia de la coalición de izquierda, lo cual tiene, como es obvio, ventajas y desventajas. Sin embargo, en los asuntos centrales se mantiene coherente. Por lo tanto, la experiencia en este par de meses, funcionará como un fuerte articulador.

Un fenómeno interesante, sin duda distinto a lo que se vio en circunstancias similares antes de la llegada del Frente Amplio al gobierno, es que se observa un encendido entusiasmo en mucha gente que se expresa sin tibieza ni timidez en su defensa de la LUC. Eso se ve en las redes.

Que haya entusiasmo no quiere decir que hay mayoría. Pero sí genera un clima que facilita el trabajo de convencer a los que dudan o a los que sin dudar, tienen miedo de ir a contracorriente de cosas que siempre votaron. Por lo tanto, la campaña debe hacerse en ancas de ese entusiasmo.

En consultas anteriores, el oficialismo de entonces contaba con sólidos argumentos racionales, sin duda, pero no sentía el calor de la gente. Eso llevó a que en muchas ocasiones defendieran sus propuestas con timidez y tibieza. Parecía que quería evitar el debate, incluso el choque, por temor a salir malheridos. Fue la fórmula perfecta para perder.

No es esta la situación hoy. Hay adhesión desembozada, hay convicción en la gente, la hay también en los dirigentes de los partidos socios y en el propio gobierno. Nadie teme exponer sus puntos de vista. Por el contrario, están ansiosos por hacerlo. Es más, muchos de los argumentos falsos (o equivocados en todo caso) ya fueron prolijamente desarmados y la discusión parecería no dar para más.

El clima es otro y eso debe ser aprovechado.

Otro factor a tener en cuenta es que hoy hay mucha gente que tradicionalmente votó a la izquierda (y quizás en el futuro lo siga haciendo) pero en este tema particular de la LUC no apoya ni a sus dirigentes ni a los sindicatos. Es que la LUC se elaboró sobre necesidades y reclamos de la ciudadanía, no sobre postulados ideológicos, y por eso gente de todos los colores se reconoce en ella.

Es a ese votante a quien, con respeto y delicadeza, deben llegar los defensores de la ley para convencerlos de que pueden votar sin culpa su no derogación, y que nada traicionan por hacerlo.

Por último, hay que trabajar mucho en Montevideo. La adhesión a la ley en los restantes 18 departamentos será alta. Un poco más o un poco menos, según el lugar. Es bueno que el trabajo allí sirva para que sea vea que una porción importante del país adhiere con firmeza a la no derogación.

Pero Montevideo sigue siendo importante. Se dirá que es un bastión frentista y como tal es inexpugnable. Sin duda Montevideo es frentista y así lo demostró, una vez más, en la elección departamental a fines del 20.

Sin embargo, una consulta popular no es una elección regional. Gana quien tenga el apoyo de todo el país sumado como una unidad. Cada voto conseguido cuenta. Y cada voto que se logre en Montevideo, aún cuando con ello no le quite la mayoría al Frente, cuenta.

Los votos se suman de a uno. Siempre.

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