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La ley de urgencia y la cultura

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El Pit-Cnt vuelve a las andadas, con una convocatoria a paro y manifestación en torno al Palacio Legislativo, "en defensa de la salud del pueblo" y en rechazo a la ley de urgente consideración.

Respecto al primer objetivo, ya estábamos acostumbrados a que convocaran a huelgas por razones que exceden al sistema político. Pero de ahí a hacerlo en contra de un virus que azota al mundo entero, bueno, eso ya rompe todos los récords. Mientras la encuesta más reciente confirma que el 77% de los uruguayos está de acuerdo con las políticas implementadas por el gobierno en la emergencia sanitaria, estos iluminados entienden que vale la pena cuestionarla, poniéndola además en riesgo nada menos que con una inconveniente concentración, que esperan sea multitudinaria.

Los ciudadanos de a pie ya hace rato que se hartaron de esta retórica hueca, motivada por ideologías perimidas que promovían la confrontación sistemática por caminos distintos a la voluntad soberana de los pueblos, expresada en las urnas.

Respecto al rechazo a la LUC, esperamos que el Pit-Cnt tenga preparado al menos un ayudamemoria para no repetir el papelón que pasaron los manifestantes de hace unos días quienes, invitados por Beatriz Argimón y Martín Lema a exponer sus discrepancias, demostraron no tener la menor idea al respecto.

Se oyen por ahí críticas generalistas a los cambios en seguridad pública, educación y fomento de la inversión productiva, como si no hicieran falta urgentes giros de timón para desandar los sendos fracasos del FA en esas áreas claves de la vida nacional.

De lo que poco se habla en relación a la LUC, tan fuerte como difusamente criticada por la oposición, es del énfasis que pone en el fomento de la cultura. Así que vale la pena destacarlo en estas líneas. El extenso articulado no solo modifica sustancialmente las políticas educativas para hacerlas más eficientes (o deberíamos decir "por fin" eficientes). También corrige errores y omisiones de los anteriores gobiernos en un área tan sensible como la de la promoción de las industrias creativas, de creciente competitividad en el mundo contemporáneo.

Solo a modo de ejemplo, podemos citar los artículos 198 y 199 sobre los Fondos de Incentivo Cultural, que tal como fueron implementados por el FA, no solo padecían de una sobredimensionada estructura burocrática, sino que además dieron pie a graves irregularidades que ya desde la gestión anterior se habían empezado a investigar.

Tal como los modifica esta nueva ley, los Fondos permitirán restablecerse como eficaces instrumentos de concreción de todo tipo de proyectos artísticos y culturales, habilitando en paralelo una renuncia fiscal que permita a las empresas de todo el país aportarles recursos genuinos, descontándolos de sus impuestos.

Por otra parte, el artículo 200 de la LUC otorga estatus legal a cuatro organismos de fomento de la cultura: el Instituto Nacional de la Música, el Instituto Nacional de Artes Escénicas, el Instituto Nacional del Libro y Promoción de la Lectura y el Instituto Nacional de Artes Visuales. Prevé que los mismos se incluyan en la estructura organizativa del MEC, que establecerá "las reasignaciones presupuestarias y administrativas necesarias para su funcionamiento".

Aunque parezca mentira, si bien los gobiernos del FA habían desarrollado este organigrama y designado cargos para su cumplimiento, nunca les habían dado estatus jurídico. O sea que podía ocurrir que con un cambio de gobierno, nuevas autoridades insensibles al sector cultural borraran todo de un plumazo con una simple decisión administrativa. Esta imprevisión se dio también en el manejo financiero de cuando la Dra. María Julia Muñoz era ministra. Se sabe que al momento de asumir este gobierno, había decenas de funcionarios del MEC con contratos precarios que no cobraban sus haberes desde octubre de 2019, y que se prometieron contratos y contribuciones económicas a muchos artistas que nunca se abonaron, dejando a las nuevas autoridades de la cultura deudas impagas por un millón de dólares.

Así que es bueno que la gente que vaya a arriesgar sus salud a las afueras del Palacio Legislativo con carteles contra la LUC -y ojalá con tapabocas- sepa que gracias a la ley que tanto deplora, el sector cultural de este país tendrá una institucionalidad firme y apoyos no meramente declarativos sino verdaderos. Tal vez con esto, pasados los años, se dé que los músicos más populares y queridos del país no acepten más salir por televisión a sacar las castañas del fuego de sus improvisados líderes partidarios.

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