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Larrañaga pisa fuerte

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Diez días atrás el expresidente Vázquez, con la puntería política con que encabezó la derrota frenteamplista en los últimos comicios, se despachó muy orondo con un gratuito ataque al nuevo Ministro del Interior, Jorge Larrañaga: "Han pasado cuatro meses de este gobierno, un tiempo más que prudencial, sobre todo cuando ellos dijeron 'se terminó el recreo'. No es que dijeron dentro de seis meses se va a 'terminar el recreo'. No dijeron 'cuando se aprueben los artículos de la LUC se terminará el recreo'. Dijeron 'se terminó el recreo' con una confianza enorme en ellos, como que con las herramientas que tenían llegaban al gobierno y fueran suficientes para que se terminara lo que ellos consideraban que era un recreo”.

Y luego parafraseó unas palabras que Larrañaga dedicó un año antes al entonces ministro Bonomi: “¿Seguirá pensando el doctor Larrañaga que con estos números tiene que dar un paso al costado e irse y si no que lo tiene que sacar el Presidente de la República?”.

La respuesta la dio pocos días después el Ministerio del Interior cuando divulgó estadísticas de delitos ocurridos entre el 1° de marzo, fecha de asunción del nuevo gobierno, y el 30 de junio pasado.

Los números expresan una disminución en los guarismos de ilícitos que más afectan a la población -homicidios, rapiñas, hurtos y violencia doméstica- en comparación con el mismo período del año anterior cuando gobernaba el Frente Amplio: las rapiñas registraron un descenso del 16%; los hurtos una baja de 19,6%; los homicidio un 4,3% y las denuncias de violencia doméstica registraron una merma también del 4,3%. Y la LUC, la Ley de Urgente Consideración que será el gran motor del nuevo gobierno, todavía no ha sido aprobada y no rigen aún las numerosas disposiciones previstas para reforzar el tema seguridad ciudadana.

Los datos del Ministerio fueron una especie de pito catalán a Vázquez. Fue una demostración de que su gobierno y los gobiernos de su partido condenaron gratuitamente a todos los ciudadanos a sufrir los crecientes embates delictivos. La miopía y la sordera ideológicas les impedían ver o escuchar la desesperación de la sociedad en el tema seguridad, el auge del delito y la acelerada reproducción del narcotráfico, al punto de convertirnos en país exportador de cocaína. Castigaron porque sí nomás al pueblo uruguayo -incluidos hasta los frenteamplistas- a sufrir ocho años de Bonomi ministro.

Y hablando de Bonomi no podemos pasar por alto su comentario (patético) cuando el actual ministro difundió los números del delito: “Resulta raro que al otro día de cerrado junio ya aparecen los datos del cuatrimestre, algo no lo entiendo bien”. No es tan complicado Bonomi: si se lleva un sistema de información diaria y centralizada sobre los delitos, por ejemplo, ¿dónde está la dificultad de que cerrado un período (o en cualquier momento) se conozcan la totalidad de los ilícitos ocurridos entre una y otra fecha. ¿Era tan difícil para Bonomi y su equipo que a veces pasaban meses para contarlos?

La verdad Bonomi es que desde que asumió el ministro Larrañaga impuso un estilo de trabajo muy diferente al suyo. Para empezar, privilegió al ciudadano y a su familia antes que “la victimización” del delincuente. Además, dignificó y defendió a la policía, eligió bien y confió en sus jefes y los comisarios y seccionales, se reunió periódicamente con ellos, habló y marcó presencia en forma permanente. Estuvo allí donde era necesario, respaldó a quien debía respaldar y, sobre todo, actuó con inteligencia, una virtud realmente importante para esta tarea. Y entonces ocurrió lo que nunca antes sucedía: todo el cuerpo policial respondió a la confianza de ese ministro y los resultados están a la vista. El ciudadano cree en el ministro y en su lucha contra la delincuencia.

Este gobierno llegó con la promesa de un cambio y, más allá de las dificultades surgidas por la imprevista pandemia, ese cambio se viene gestando. Más lento en algunos temas y más rápido en otros. Y no hay dudas de que entre estos últimos se encuentra el Ministerio del Interior y un equipo que funciona en la misma frecuencia. El dato más claro, incluso que las cifras sobre caída de delitos que se difundieron, es que la acción de Larrañaga cambió la famosa “sensación térmica” en materia de seguridad. Durante 15 años, negativa y hoy, tras cuatro meses de gestión, altamente positiva.

Eso no le gusta nada a Vázquez, a Bonomi y al Frente Amplio. Y menos les va a gustar cuando esa sensación se convierta en auténtica realidad.

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