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Larrañaga y las cárceles

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Hay que animarse a ver el video, porque es la forma más clara de darse cuenta de la terrible herencia, indecente y criminal, que dejó el Frente Amplio en las cárceles después de 15 años de gobierno y abundancia de recursos.

El video “estado de situación del sistema penitenciario del Uruguay - Junio 2020” es de 11 minutos y 35 segundos. Se encuentra en Google. Fue hecho por el Ministerio del Interior. Fue visto ya más de 16.000 veces. Y si alguien se quiere hacer una mínima idea del estado en que esta administración recibió las cárceles del país, es muy importante tomarse el tiempo y animarse a verlo.

La expresión es, sí, animarse a verlo. Porque lo que allí se constata es la infamia de la indignidad con la que el Frente Amplio dejó el estado de las cárceles al terminar sus 15 años de gobierno. Por supuesto que para quienes conocen del tema no hay allí nada nuevo: hace años que organismos internacionales denuncian las violaciones a los derechos humanos en las cárceles del Uruguay; hace años también, que se conoce el hacinamiento en el que viven los presos, cuya cantidad además fue creciendo por el aumento de los delitos; y se sabe, finalmente, que desde 2005 la izquierda jamás tomó medidas estructurales y rápidas para cambiar esta realidad infame, que incluye niveles de muertes violentas en prisiones que, en promedio, superaron a las sufridas en el período de la dictadura. Excepto una nueva cárcel inmensa, en contradicción con lo que hoy se recomienda.

El ministro del Interior Larrañaga tuvo claro, de entrada, que el problema de las cárceles era de los más graves que enfrentaba su cartera. No solamente por los riesgos que la degradación cotidiana que allí se vive implican para la seguridad del país, con las potenciales explosiones de violencia que involucran a centenares de presos. Sino porque, como es sabido, los privados de libertad en algún momento salen de las cárceles, es decir, cumplen sus penas. Y cuando las prisiones no funcionan como centros de rehabilitación social, sino que son un infierno de violencia, abusos, frío, hambre, falta de atención sanitaria, falta de respeto social y escuelas de perfeccionamiento del delito, muy pocas esperanzas pueden haber de recuperación de los delincuentes, y por tanto, de mejoras en la seguridad ciudadana.

Larrañaga asumió la responsabilidad que le cabe a su ministerio. Primero, dio señales muy claras de que no habrá de aceptarse la ley del más fuerte en cárceles totalmente alejadas del estado de derecho. ¿Qué otra cosa puede significar, sino, las órdenes de requisas sorpresivas que obtuvieron, por ejemplo, más de 1.500 cortes carcelarios en Santiago Vázquez y más de 400 de esas armas en Punta de Rieles? Segundo, mostró la situación con transparencia, como en el caso del video ya señalado, y también dijo claramente qué es lo que está pasando, como por ejemplo ante el Parlamento: “dentro del Comcar hay rapiñas, copamientos, y por supuesto, hechos de violencia y muertes”.

También el ministro señaló la situación de emergencia edilicia que afecta a las cárceles. En concreto, por ejemplo, al llegar la nueva administración al poder, en el Penal de Libertad había 23 celdas sin luz, sin agua, sin baño y sin cama, y en la cárcel de Santiago Vázquez eran 24 las celdas en esas condiciones. Más grave incluso, sobre todo para aquellos que creen que el Frente Amplio en el poder se preocupó de verdad por la situación de los derechos humanos: los llamados “calabozos”; celdas de castigo que se mantuvieron por todo el período izquierdista, y fue por decisión del ministro Larrañaga, que se cerraron definitivamente el pasado 4 de mayo.

No hay duda de que hay mucho por hacer. Pero el ministro del Interior ya ha decidido que se invertirá dinero en mejorar las condiciones edilicias, y además ya se puso de acuerdo con la cartera de Desarrollo Social para avanzar rápidamente en cursos de formación de presos, con el objetivo de mejorar las condiciones de rehabilitación de las hoy más de 12.000 personas privadas de libertad.

La administración de Lacalle Pou es plenamente consciente de que para mejorar la seguridad pública no solamente se precisan cambios en el patrullaje y mayor respaldo a la tarea policial, como ya está ocurriendo, sino que también es necesario enfrentar decididamente las consecuencias de esta escuela del delito que son las cárceles, en las que las condiciones de vida son absolutamente violatorias de los más elementales derechos humanos.

La mano firme y la convicción del ministro Larrañaga seguramente den resultados positivos rápidamente y para bien de todos. Sin embargo, importa señalar lo del principio: hay que animarse a ver el video, porque es la forma más clara de darse cuenta de la terrible herencia, indecente y criminal, que dejó el Frente Amplio en las cárceles.

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