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Jaque mate en el Palacio

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EDITORIAL

El episodio del jueves frente al Parlamento, donde sectores del Frente Amplio convocaron a manifestarse contra la Ley de Urgente Consideración, fue patético en su presentación inicial, pero tuvo un chusco final, donde los que fueron por lana terminaron trasquilados. Los protagonistas que se habían ubicado frente al Palacio Legislativo, pletóricos de carteles indignados y altavoces compañeros, uno al lado del otro y sin tapabocas como apostando a la pandemia, terminaron haciendo el ridículo y mostrando que solo se trataba de un grupo de bien mandados, sin capacidad para pensar por sí y hacer simplemente lo que otros ordenan.

Organizado por los colectivos sociales del FA, el documento de la convocatoria decía que “esta ley es la expresión legal del pensamiento político-económico del gobierno multicolor, generando además el debido anclaje represivo para sostener las medidas que adoptarán. Apostamos al más amplio acuerdo de todas las fuerzas populares para enfrentar a la LUC desde la movilización y el debate de ideas”. Pero eso fue lo que faltó y quedaron escrachados. A sugerencia del presidente de la Cámara de Diputados Martín Lema, junto con la presidenta del Senado Beatriz Argimón se les propuso que una delegación se reuniera “ahora”, para conocer o entregar sus propuestas y escuchar sus puntos de vista. Y la invitación agregó: “Con respeto y tolerancia, diálogo siempre”. Pero, los impulsores de la movilización no aceptaron el convite y rehusaron la conversación con las cabezas del Poder Legislativo.

El comentario final de Lema, es muy preciso: “En tiempos donde no se recomiendan aglomeraciones, cuando hay justamente una no cumpliendo con las directivas sanitarias, pensamos que se trataría de algo urgente y que requería dar apertura al Parlamento y tener un intercambio con una delegación para conocer puntos de vista. Lamentablemente y para sorpresa nuestra la movilización quedó en nada. Cuando se invitó a intercambiar y a civilizadamente poder reflexionar en conjunto y conocer otro punto de vista, se nos dijo que no estaban preparados para tener una reunión de estas características. No entendimos por qué una manifestación frente al Palacio Legislativo si cuando abrimos las puertas para intercambiar, se termina la movilización y queda en la nada, generando una aglomeración que no era necesaria”.

No hay dudas de que el Frente Amplio no ha asimilado la derrota electoral y que, cada vez que se da cuenta, apela desesperadamente a crear dificultades al gobierno. Aclaremos que no son todos, hay quienes asumen su papel de oposición con responsabilidad e incluso buscan aportar soluciones. Pero la mayoría, los que están en la calle, se mueven en las redes o buscan protagonismo periodístico, andan siempre con un palo buscando alguna rueda. Son más los Javier Miranda que los Yamandú Orsi.

No se dan cuenta que el pueblo, el soberano, votó por un cambio. Y ese cambio no es solo político sobre las medidas que se impulsan por el país, sino también de estilo. Hay una formidable convicción sobre lo que se hace y el diálogo está siempre en la primera línea. Diálogo con todos, llámese Frente Amplio, Pit-Cnt o en la disidencia de la propia coalición de gobierno. Y junto con el diálogo se incorporó la más absoluta transparencia. El Presidente de la República habla públicamente todas las semanas con los medios de comunicación y responde todas las preguntas que se le plantean e incluso -tecnología mediante- incorporó a los medios del interior para que lo interrogaran sobre los temas más variados o las inquietudes que tuvieran.

¿Cuándo se vio eso? ¡Por favor! Aquí lo que se utilizaba eran las cadenas de radio y televisión para que el presidente, ministro, jerarca o camarada de turno monologaran sin el control de las preguntas y repreguntas, y dijeran solo lo que se les antojaba.

Lo de Lema y Argimón se inscribe en esa línea: protestar se puede protestar, es un derecho. Pero ¿por qué no viene y me explica cuál es el motivo de su protesta? Es simple, pero hay gente que no lo entendió y siguen resollando por su derrota. Se consideran elegidos de los dioses y no admiten que los mortales hayan resuelto prescindir de ellos y su parafernalia compañera de partidos, plenarios, sectores, centrales, sindicatos, colectivos u organizaciones sociales.

Lo que tampoco ha asumido el FA, es que el pueblo uruguayo no es tonto y que ve los cambios que han venido con este gobierno. Y le agrada. Le gusta como se informa y como no hay inconveniente para actuar espontáneamente y sin libreto prefabricado. Con respeto y tolerancia, diálogo siempre. Que viva el cambio.

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