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La Intendencia sin rumbo

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Editorial

Es cierto, estamos todos podridos, pero no solo de Adeom. La intendencia no puede sacarse el sayo porque es la responsable política de la situación de Montevideo, y si no puede controlar al sindicato que empiece por revisar su propia conducta.

Esta semana, una vez más, se demostró el descontrol, la falta de rumbo y la desidia que ha caracterizado a la Intendencia de Montevideo desde que el Frente Amplio gobierna la capital del país. En este contexto, la "administración" de Daniel Martínez es solo un capítulo más en esta historia en que los problemas de la ciudad bajo la órbita de su "competencia" empeoran día a día, mientras el intendente se pasea por todos los canales para hablar del clima y del Mundial.

Montevideo es una ciudad hermosa venida a menos, producto de la falta de mantenimiento, de obras y de la basura que nos tapa. El tránsito se ha vuelto caótico y los desplazamientos en horas pico un sufrimiento como consecuencia obvia del aumento del parque automotor y la falta absoluta de obras de infraestructura. Aquí brilla por su ausencia la falta de planificación urbana, porque el aumento de vehículos que circulan por las calles de la ciudad se puede predecir año a año con absoluta precisión. Es insólito entonces que no se haya previsto una sola obra que agilice el tránsito en las vías principales, la llegada o salida del Centro y la Ciudad Vieja o las principales vías como 8 de Octubre, Avenida Italia o la rambla. Solo tienen en su haber el esperpento del Corredor Garzón. No existe un solo paso a nivel, un túnel o siquiera semáforos coordinados. Ni que hablar que tampoco se ven cuando se los necesita a los inspectores de Tránsito que solo pululan en la ciudad cuando es época de inspección de patentes para recaudar.

Con muy poco se podría hacer mucho; no se necesitan inversiones millonarias, solo con un poco de conocimiento técnico y obras puntuales se podría mejorar sensiblemente el problema del tránsito, pero notoriamente esto no ha entrado en la agenda del Frente Amplio para Montevideo. La desidia con que se maneja la intendencia, la falta de voluntad de hacer algo por la ciudad y la inoperancia contumaz en la gestión, son propias de un gobierno y de una ciudad a la que parece haberle ganado la resignación, lo que no puede aceptarse desde ningún punto de vista.

La limpieza de la ciudad, por supuesto, es el otro gran tema, donde pese a que cada tanto se cambian unos contenedores por otros, el problema subsiste y se agrava. Ya sea porque los contenedores son chicos o pocos, porque no hay una frecuencia suficiente de recolección o porque la tarea se realiza mal, la ciudad es una mugre, a la vista y paciencia de todo el mundo. Entre pases de facturas entre el gobierno municipal y el sindicato quedan los montevideanos padeciendo su incapacidad.

Y es precisamente la relación entre el intendente y Adeom la noticia de esta semana, cuando el despacho de Daniel Martínez fue ocupado por unas horas. Ante esta situación un indignado Martínez expresó que fue "un acto de prepotencia, es una falta de respeto a la institucionalidad. Este ejecutivo de Adeom toma el camino de la confrontación y no se da cuenta del aislamiento que tiene de la ciudadanía. […] Lamentablemente lo único que hacen es generar hecho tras hecho de confrontación y así no va. Realmente estamos todos podridos".

Efectivamente estamos todos podridos, pero no solo de Adeom. La intendencia no puede sacarse el sayo porque es la responsable política de la situación de Montevideo, y si no puede controlar al sindicato es por sus propias fallas. Lo cierto es que entre la falta de rumbo que tiene la intendencia, que no tiene un solo plan concreto para solucionar los problemas de la ciudad —lo que se ve a simple vista— y la incapacidad de lidiar con sus propios trabajadores, los que estamos verdaderamente podridos somos los habitantes de Montevideo.

Los trabajadores municipales en muchos casos demostrados tienen verdaderas carencias básicas para realizar su trabajo y la intendencia encabezada por Martínez ha sido incapaz de lograr eliminar esas deficiencias, y al mismo tiempo ha sido totalmente inútil a la hora de lograr que cumplan con sus funciones más elementales. Ni por el camino del diálogo ni por el de la mano dura la intendencia ha logrado nada, sencillamente porque no ha intentado nada.

Es evidente que Daniel Martínez ya está más interesado en su candidatura presidencial que en el bienestar de los montevideanos y dedica más tiempo a la prensa que a trabajar. Ahora bien, si no logra levantar la basura y hacer una calle, sumado a sus penosos antecedentes en Ancap donde fue el ideólogo de la estrategia que siguió torpemente Sendic, los uruguayos tendrán a la vista los deplorables antecedentes del autoproclamado candidato.

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