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Incoherencia progresista

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El FA ya venía bastante abollado con sus amistades en Venezuela (100 muertos por la represión) y la remató con Noam Chomsky, que ensalzó los éxitos del socialismo en Cuba y la misma Venezuela y reiteró (como hace 50 años) que EE.UU. va rumbo al desastre.

La dirigencia política, y el núcleo militante más duro del Frente Amplio, se encuentran padeciendo un momento difícil. Tal vez acicateados por las encuestas negativas, algo parecido a lo que pasó antes de la última elección, su tropa ideológica viene desplegando un nivel de agresividad, de intolerancia con quien piensa distinto, que solo compite con la incoherencia de sus postulados. Veamos tres ejemplos claros.

Hace algunos días tuvo lugar en Venezuela una especie de plebiscito organizado por la oposición, con el fin de mostrar al gobierno de Maduro que no piensa plegarse a la farsa de Asamblea Constituyente con la que pretende deslegitimar al parlamento, y prolongar su agonía en el poder. Se trató de un acto simbólico, más que electoral, ya que ni siquiera fue supervisado por autoridades oficiales, sino por un consejo de directivos de las principales universidades del país. En ese evento, votaron más de 7 millones de personas, dejando en claro el nivel de rechazo que genera el actual gobierno.

Pues desde Uruguay, la misma dirigencia frentista que viene apoyando sin cortapisas a un gobierno tiránico, que lleva asesinadas a más de 100 personas en actos represivos criminales, a muchos miles más debido a las carencias absolutas propias de un régimen socialista, y que ha expulsado a millones de venezolanos del país, esa misma dirigencia no tuvo mejor idea que usar ese acto "electoral" para volver con la idea de habilitar el voto del exterior en Uruguay.

¡Es increíble! ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? Pues nada. La cuestión para este reducto irredimible es cambiar de tema, ensuciar la jugada, y evitar hablar de lo que hay que hablar, que el Frente Amplio, debido a la presión de grupúsculos sin ningún peso electoral, sigue siendo cómplice de un régimen criminal como el de Maduro. Lo demás son fuegos artificiales con un tema que el pueblo uruguayo ya laudó.

No contentos con esto, esta misma semana las autoridades del Frente Amplio invitaron a nuestro país a dar una charla política al lingüista estadounidense Noam Chomsky. Chomsky, además de un brillante lingüista, fue una figura importante del movimiento contracultural de su país en los años 60 y 70. Pero políticamente ha tenido una característica innegable: lleva más de medio siglo parado del lado equivocado de la historia. Algo que solo ha conseguido superar apelando a una característica propia del intelectual progre de campus americano, ajustar su discurso a los cambios políticos sin ningún tipo de pudor.

Chomsky lleva más de medio siglo diciendo que su país va rumbo al desastre, que su sistema (ese sistema que le permite un nivel de vida que no tienen muchos millonarios en Uruguay) es injusto, fallido, ruinoso. Y que es el culpable de buena parte de los problemas de la humanidad. A la vez, ha elogiado todo experimento socialista que se ha ensayado por allí, desde Cuba hasta Venezuela. Claro, el problema es que todos esos sistemas han ido cayendo por el peso de su propio fracaso, mientras que el injusto y desastroso esquema americano no solo ha ido prosperando, sino que en este período ha acogido y dado posibilidades a millones de personas expulsadas de los países que han hecho esos experimentos que él supo elogiar. Y que luego, como ahora sucede en el caso venezolano, cuando todo se derrumba resulta que siempre advirtió que tenía problemas internos, y que había sucumbido a la corrupción capitalista. Aunque acá, esta vez, nadie le preguntó de Venezuela.

Por último, un caso que nos involucra y que es revelador del nivel de histeria de alguna gente. A principio de semana El País publicó por error una foto que se suponía era de una casa de salud clandestina en Cerro Largo. Alguien le pasó la foto al corresponsal, que con toda buena fe la adjuntó a otras que él mismo sacó, y que no se publicaron por ser demasiado cruentas. Pues bien, resulta que senadores, diputados y altos dirigentes del FA salieron a denunciar que poco menos estábamos ante un complot político, por el cual el diario buscaba perjudicar al Mides, y mostraba la falta de escrúpulos para tal fin.

Para empezar, la inoperancia del Mides en general, y en este caso en particular, solo se comprueba contando el asunto. Ni foto precisa. Pero además, se trató de una foto a tres columnas, en la página 20 del diario en la sección interior. ¿Con tan poco se desequilibra al gobierno? ¿En serio? Cuando uno ve a jerarcas con el rango de senadores, ministros, diputados, desesperados por un tema como ese, con todo el trabajo que deben tener ante los problemas que enfrenta el país, se explica mejor lo que dan algunas encuestas. Y se alarma ante lo que puede venir en un futuro próximo.

EDITORIAL

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