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En la huella de Sendic

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Se le viene la noche al Frente Amplio. Y pinta para una noche larga y muy oscura.

Aparecieron números de las primeras auditorías: Antel por la construcción del Antel Arena, cuyos números se dispararon sin mayores explicaciones de US$ 40 millones a US$ 120 millones y que, según el ministro de Industria Omar Paganini, con suerte se necesitarán 100 años para rentabilizar la inversión; los ya conocidos 220 millones de dólares de la Regasificadora de Gas Sayago por tres obras inconclusas (escollera, dragado y gasoducto) que no sirven para nada de nada, individualizados por rubros, algunos muy insólitos, para dilapidar el dinero del pueblo.

Y ahora -y con esos antecedentes- se viene la orden de Presidencia de que se le envíen los resultados de auditorías de todos los ministerios, los entes autónomos y los servicios descentralizados.

Nicolás Martinelli, uno de los asesores más cercanos al presidente Lacalle Pou, será el encargado y responsable de esta tarea y tal vez aparezcan los números y procedimientos de notorias aventuras como el Fondes, Pluna, los negocios con Venezuela y otras “yerbas”.

El Frente Amplio conocía y conoce sus debilidades. Para empezar, luego de 15 años de gobierno ha perdido al trípode sobre el cual había descansado su éxito: Tabaré Vázquez, José Mujica y Danilo Astori. Vázquez falleció, Mujica a impulsos de lo que marca su cédula de identidad, ha restringido sus intervenciones y abusa de perogrulladas muy tendenciosas. Astori -el más débil de los tres- ha reducido al mínimo sus apariciones.

Una bandada de nuevos políticos quiere ocupar esos lugares y día a día pelean por sus apariciones en la televisión o en los medios a base de hablar duro y rechazar todo lo que dice o propone el gobierno, pero le pegan al país. Más allá de su fea reacción de malos perdedores tras el resultado electoral que tuvo desde un comienzo, la agresividad opositora va en ascenso y nada les viene bien. Frente a la libertad responsable, la cuarentena obligatoria (obviamente que con medidas prontas de seguridad porque no hay otra) estilo Argentina; ante la presencia policial para evitar las aglomeraciones, su intransigente reclamo de que lo hicieran funcionarios de Salud Pública.

Salen junto al Pit-Cnt y la Intersocial a tratar de voltear la LUC y los cambios que con ella han llegado. Quieren mantener las ocupaciones como instrumento de lucha sindical, los piquetes, restringir la libertad de los trabajadores que no quieren perder sus jornadas de trabajo solo porque una minoría se lo impone.

No les gustan modificaciones en materia de seguridad ciudadana. Están orgullosos de lo que hicieron en esa materia. No hay motivos para que la policía se organice y se plante frente al delito. No les molesta el narcotráfico y sus secuelas en los barrios y zonas carenciadas. Tienen nostalgia de Bonomi, su equipo, su gestión y los “morabitos” saliendo de la cárcel de Jefatura al paso.

Temerosos de las repercusiones que pueden surgir del mal manejo del dinero en las administraciones frentistas, el FA ha salido a cuestionar y enfrentar todas las iniciativas que vienen del gobierno para desprestigiarlo.

Rechazan los cambios en la educación, como si la que practicaban en los gobiernos frentistas ayudara a los jóvenes a mejorar su vida. Son los mismos dirigentes gremiales bombardeando las transformaciones y disfrutando de licencias gremiales. Ignorando el derecho del niño a aprender porque siempre andan de paros.

Pero hay más. El intendente de Canelones, Yamandú Orsi (pensar que teníamos buena opinión de él) designó un secretario con pasado en la OEA para bombardear al país y al gobierno en materia de libertad de prensa. Nutrió de datos a una cadena alemana (DW) que creyó, compró y salió al aire a decir que en Uruguay la libertad de prensa está amenazada de acuerdo a datos proporcionados por “el Centro de Archivos y Acceso a la Información Pública (Cainfo) y “al colegio de periodistas” (APU, Asociación de la Prensa Uruguaya). Tan poco serio como preguntarle al Pit-Cnt o a la Intersocial, pero sirve para ensuciar.

Ahí está también el paro decretado en el Sodre cuando se intentó experimentar para que volvieran los espectáculos culturales, la pasada interpelación o la nueva que se propone contra la ministra de Economía Azucena Arbeleche o el miserable ex dirigente gremial del sector médico que responsabilizó al gobierno de las muertes por Covid.

Abusaron de la bonanza económica y dejaron un país fundido. Ahora deberán responder y dar explicaciones de cómo fue desapareciendo el dinero aportado por los contribuyentes. Porque no se trataba de dinero del Frente Amplio, sino que era propiedad del muy uruguayo Juan Pueblo.

No hay dudas de que en breve comenzará un desfile por los Juzgados. Ya pasó con Ancap.

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