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Habló Michelini...

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Menos de un año duró el exsenador Rafael Michelini como Secretario del Frente Amplio (asumió en junio del año pasado), cargo al que había accedido a instancias de su presidente Javier Miranda.

Craso error de Miranda y un nuevo y fuerte empujón a Michelini para que abandone de una vez por todas la política, una actividad a la que se dedicó por más de 35 años, que lo caracterizó como un gran “vendehúmo” y cero (o menos diez) en el estudio de leyes, proyectos o temas en general propios de la actividad parlamentaria.

La bravuconada, la amenaza o estupidez que lanzó en el semanario compañero Caras y caretas (“Si no hay ampliación del plazo vamos a ir a juntar firmas en el barrio y nos aglomeraremos…”) fue demasiado lejos: la mayoría del Frente Amplio le quitó el apoyo y lo hizo cesar en el cargo partidario. “Digo lo que pienso” fueron sus últi-mas palabras como si no se hubiera percatado que el país se encuentra en una situación harto difícil por la presencia de un virus, que solo en el día en que hablaba se había registrado el fallacimiento de 50 uruguayos, mientras trepó hasta casi 500 el número de compatriotas que plantan dura batalla por su vida en los Centros de Tratamiento Intensivo (CTI).

¿Acaso Michelini y su sabiduría no se dieron cuenta que serían sus propios partidarios los que eventualmente se aglomerarían para firmar y en ese caso los que quedarían en fácil situación de contagio? ¿O solo les importa que crezca el número de casos para desesperación del gobierno (y de la enorme mayoría de los uruguayos)? ¿Otra vez se apuesta a cuanto peor, mejor?

Si repasamos un poco, vemos que este problema que se generó en el Frente Amplio tuvo su origen en el capricho del Pit-Cnt de iniciar una movilización para derogar 135 de los 476 artículos de la Ley de Urgente Consideración, promesa electoral del candidato Lacalle Pou y su coalición republicana y cumplida cuando accedieron al gobierno. El FA se sumó a esta iniciativa, pese a que sus legisladores habían votado muchos de esos artículos. Pero no les quedaba otro remedio: sin dirigentes de peso, mandan el Pit-Cnt y el Partido Comunista. Meses después, y ante el escaso número de firmas recogidas (unas 250.000 del universo de 700.000 que se precisan) Marcelo Abdala -Partido Comunista y uno de los principales dirigentes de la Central- salió a reclamar que, a pesar de lo que dice la Constitución, se extendiera el plazo de presentación de las firmas en nombre de “un gesto republicano y democrático”. Su argumento fue que el virus y los reclamos de parar la movilidad de los ciudadanos impedían la recolección y la presentación de acuerdo a lo que marca la Carta. Michelini se sumó y pidió “que haya una suspensión, de tal manera de que los que están ejerciendo el derecho constitucional de juntar las firmas tengamos un año, no uno de ficción”. Algo así como si el presidente Lacalle Pou planteara un año más de su mandato porque en lo que va de su presidencia no pudo aplicar todo su programa de gobierno por la presencia del virus.

Queda por destacar la rápida reacción de algunos dirigentes del FA (Yamandú Orsi, Alejandro Sánchez, Luis Enrique Gallo) que salieron de inmediato al cruce de las declaraciones de Michelini y, de alguna manera, presionaron para su alejamiento. En falsa escuadra quedó el presidente del conglomerado Javier Miranda que tuvo que cesarlo, pero fue directo responsable de su designación. La culpa “in eligendo” es totalmente de él por más que ahora se lave las manos.

Pero también queda un reproche más para esa fuerza política: parece ser la hora de terminar con el doble discurso. Basta de andar reclamando medidas y más medidas contra la movilidad (y la libertad de los ciudadanos) y luego votar en contra cuando el gobierno busca autorización para aplicar restricciones en ese sentido. ¿O qué fue lo que han hecho, por ejemplo y por dos veces, cuando se discutió y votó en el Parlamento la ley que limita el derecho de reunión para evitar las aglomeraciones?

La presencia del virus en el país lleva más de un año. El gobierno de coalición ha adoptado numerosas medidas a lo largo de él para combatir el virus. Ninguna, absolutamente ninguna, tuvo el apoyo del Frente Amplio. La única coincidencia llegó gracias al factor Michelini. Pero en el resto, la apuesta siempre estuvo en el “cuanto peor, mejor”, por más que tengan bien claro que “cuanto peor es siempre peor”.

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