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La guerra de Trump

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Editorial

Hemos visto que los países afectados por las tarifas de Trump, han hecho lo propio con la exportación norteamericana de productos agrícolas en el caso chino y en Europa, con productos típicos que se producen, justamente, donde se encuentra el grueso de su electorado.

Trump se ha embarcado en una contienda, amenazando e imponiendo aranceles sobre productos de sus principales socios comerciales. Los chinos, los mexicanos, los canadienses, los japoneses y la U.E. Empezó con el acero y aluminio pero luego expandió el campo sobre componentes electrónicos, autos etc. Un 20% de las ventas Chinas se dirigen a EE.UU. y más o menos un 10% son las exportaciones de EE.UU. hacia China, principalmente productos agropecuarios primarios; soja, carne de cerdo, madera, etc. Pero la gran ironía es que muchas exportaciones de China a USA son de firmas norteamericanas que se instalaron allí, algunas con socios locales. Algo similar pasa con los productos mexicanos fabricados por subsidiarias norteamericanas, emplazadas al otro lado del río Bravo.

¿Por qué hace esto? 1° - Cree que el déficit de la balanza comercial es malo en sí. 2° - Que los EE.UU. han sido engañados, aprovechándose de su buena fe, generosidad. 3° - Sus empresas manufactureras no eran competitivas para exportar, pero lo corrigió bajando de 35% a 21% los impuestos. 4° - Es verdad que muchos países imponen aranceles a productos norteamericanos, pero a la inversa también ocurre. 5° - Si no hay libertad comercial, impondrá más tarifas arancelarias. 6° - Privilegia los empleos de la tradicional industria manufacturera. Trump es disruptivo, es su forma de actuar para hacer ceder a sus adversarios. Ha dicho que las guerras comerciales son cortas. Otros piensan algo peor; que esto es inevitable dada su personalidad que busca protagonismo cueste lo que cueste, en todos los campos posibles.

Algunas cosas son obvias y otras no tanto. En síntesis, la balanza de pagos de un país está compuesta por la comercial y por la cuenta de capitales. Si una nación importa más de lo que exporta, lo cubre vía préstamos (emisión de bonos, etc.) o flujo de dinero, los que entran como beneficios que ese país trae del exterior. Los EE.UU. son la primera economía del mundo y no olvidemos que sus inversiones en otros estados representan un monto enorme y todas esas inversiones en el exterior, tarde o temprano, remiten fondos a su país vía la cuenta de capitales. Tener una balanza comercial positiva no es malo ni bueno. Depende de varias cosas. La naturaleza de lo que se importa y lo que se exporta. También hay que tener en cuenta para qué se endeuda el país. El análisis se complica porque hay que poner en la ecuación otros factores. Los gastos del estado. Es obvio que no ayuda si una nación tiene al mismo tiempo un déficit fiscal y por eso, debe recurrir al crédito. En ese caso los Estados Unidos tienen una ventaja porque lo pueden hacer en su moneda y hoy los tipos de interés son todavía bajos. La rabia de Trump por el déficit comercial no tiene tanto sentido pero sí puede tener consecuencias muy negativas, como sería descarrilar el crecimiento del PBI. Es lógico que a EE.UU. le entren muchos capitales, puesto que es donde gran parte del mundo invierte y tiene sus ahorros.

No hay duda de que existen prácticas desleales en todas partes. Por ejemplo, Europa y Japón han protegido su agricultura por razones políticas, sociales y estratégicas, habiendo pasado terribles guerras y sufrido hambre. Sus líderes no quieren que la gente del campo lo abandone por la ciudad, ya que ir para atrás, volver a su tierra, no se da en general.

Luego de estos primeros escarceos hemos visto que los países afectados por las tarifas de Trump han hecho lo propio imponiendo aranceles a la exportación norteamericana de productos agrícolas, en el caso chino y en Europa de productos típicos estadounidenses, como las motos, el bourbon, los jeans, que se producen, justamente, donde se encuentra el grueso de su electorado.

La reacción de Trump fue el anuncio de que compensará a sus agricultores con subsidios por unos U$ 12.000 millones, valiéndose de una ley aprobada en plena depresión, en los años 1930 durante una oleada de proteccionismo que luego quedó en desuso. Ahora se está desempolvando para compensar las pérdidas que sufrirán los "farmers". Esto también afectará las cuentas fiscales y algunos legisladores republicanos no están nada contentos. Por su parte la empresa que fabrica las emblemáticas motos Harley Davidson ya anunció que contempla fabricarlas en el exterior para evitar los nuevos aranceles. Un efecto ciertamente no deseado por Trump.

Para tratar de desactivar esta bomba de tiempo lanzada por Trump, Jean- Claude Juncker, el presidente de la U.E. lo visitó y, aparentemente, acordaron una tregua para iniciar negociaciones a fin de reducir aranceles y otras barreras al comercio, entre la UE y EE.UU. ¿Logrará Mr. Trump más "free trade"?

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