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La guerra en oriente medio

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Si nos alejamos de nuestras pacificas costas, sin mayores batallas, conflictos religiosos y raciales, vemos que en otras regiones las cosas son muy distintas. Y en el mundo intensamente globalizado en el que vivimos, nadie puede sentirse completamente ajeno.

Para empezar, convendría discernir los objetivos de los distintos beligerantes. Los motivos explícitos y los callados con los que justifican sus intervenciones si pretendemos visualizar el desarrollo futuro de la peligrosa situación, especialmente la que se observa en ciertas partes del planeta. Al intentar hacer un análisis no debemos olvidar que varios de los estados involucrados tienen una larga historia de pujas geopolíticas y han sido por lo menos adversarios y con frecuencia, encarnizados enemigos. Por ejemplo, a través de los siglos Rusia y Turquía se han enfrentado en guerras varias. Por otra parte, los turcos durante el imperio Otomano dominaron toda esa región y no siempre dejaron un buen recuerdo. Ni hablar de la competencia entre naciones como Francia e Inglaterra que duró hasta el siglo XX.

Erdogan, el presidente de Turquía, es un musulmán ortodoxo que ha estado minando la gran labor de Mustafá Kemal, un laico, padre del moderno estado turco. Hace tiempo, luego de asumir como primer ministro, comenzó poco a poco a poner en práctica su estrategia para ir convirtiendo a su país en un estado cada vez más confesional y menos libre. Junto con Arabia Saudita y los Emiratos, ha estado en contra del régimen no religioso de Al Assad en Siria. Últimamente se sostiene que el gobierno mismo o sus empresarios, compran a través de intermediarios el petróleo que extrae ISIS de pozos pertenecientes a Siria e Iraq, de territorios dominados ahora por ellos. Al mismo tiempo, se sospecha que Turquía les vende armas. Su otro enemigo es el pueblo kurdo.

Dentro de Turquía donde son el 18% de la población, los tiene más o menos controlados pero en Siria e Irak estos han logrado un grado importante de autonomía "de facto". ISIS los considera enemigos y ambos se enfrentan en combates. Los turcos en realidad, ayudan a ISIS cuando bombardean a los kurdos que son la única fuerza, aparte de las tropas del régimen de Al Assad, que les hace frente en el terreno. Erdogan se vale del deseo de EE.UU. de destituir a Al Assad.

Putin no está de acuerdo y cree que no se puede apoyar el vacío. Al Assad tiene el sostén de los alauitas (16%) gran parte de los cristianos (10%) y del ejército que le sigue leal. De voltearlo, se repetiría lo de Saddam Hussein en Irak o Gadafi en Libia. Aumentaría el caos y la anarquía. Al premier ruso lo apoya Irán y en cierta manera, también Francia.

EE.UU., GB, Francia, Turquía, Rusia y ahora como apoyo técnico también Alemania, se han involucrado en incursiones aéreas en Irak y Siria, pero cada uno con su agenda. Los EE.UU. bombardean posiciones de ISIS y apoyan a los kurdos y a los opositores "moderados" de Al Assad. Francia también. Mientras tanto, Rusia ataca a los opositores moderados de Al Assad y también a ISIS.

Al Assad les ruega trabajar en conjunto con su estado mayor para de esa forma coordinar acciones con sus fuerzas terrestres y tener alguna chance de derrotar al estado islámico. No le hacen caso. Luego pasan cosas como esta. Turquía ha derribado un bombardero ruso que supuestamente sobrevoló su espacio aéreo. Su misión era hostigar a unas tribus fronterizas de origen turco, adversarios de Al Assad y de los kurdos. Rusia respondió con una batería de medidas, cortando el importante flujo de importaciones de productos de granja y restringiendo el turismo a Turquía, lo que significa un fuerte golpe a su economía. Ha enviado buques de guerra a la zona a través del Bósforo, apuntando de pasada sus misiles hacia Estambul.

Provocaciones no faltarán. Erdogan se permitió derribar un avión ruso porque se siente protegido por la OTAN pero poca gracia debe haberles hecho a sus socios aunque no haya habido reacción publica al respecto. El gobierno de Siria protesta por la falta de coordinación en los ataques aéreos a ISIS. Recientemente ha culpado a los EE.UU. de bombardear una posición del ejército sirio matando a tres soldados e hiriendo a más de una docena. Los EE.UU. dicen que no fueron ellos. A medida que sigan los combates, surgirán nuevos accidentes o incidentes. La resolución de este conflicto no es nada fácil.

Todos se sienten amenazados por los tentáculos de ISIS y su terrorismo y resulta pavoroso que miles de combatientes (más de 6 mil en abril) provengan de naciones occidentales. La gran pregunta es si lo que se está haciendo para detenerlos es lo adecuado y lo eficaz.

Editorial

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