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Gente de otra galaxia

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En su edición de la semana pasada, el semanario Búsqueda publicó una extensa y por momentos sorprendente entrevista de Juan Pittaluga al presidente de Cutcsa y de la Cámara de Transporte, Juan Salgado.

Personalidad del ambiente empresarial que ha sido fuertemente asociada a los gobiernos del Frente Amplio desde 2005 hasta 2019, Salgado sorprendió a tirios y troyanos con agudas críticas a la coalición de izquierda, paralelas a los elogios al presidente Lacalle Pou por su "sensibilidad política" que se abstiene de caer "en la politiquería y el populismo".

Sus opiniones se cargan de especial significación al hallarnos en el umbral de una campaña electoral departamental, porque Salgado, una figura de extrema confianza del FA en todos estos años, al mando de una empresa indudablemente beneficiada por las políticas de subsidio al boleto inauguradas por el entonces intendente Tabaré Vázquez en 1990, ahora resulta que da una imagen caótica y por momentos bastante bochornosa de las sucesivas administraciones frenteamplistas.

De un plumazo derriba la pretensión de la izquierda de tener un mejor elenco gubernativo: "se ha puesto en los lugares a cargo del transporte a gente incorrecta. Por un lado a gente mal intencionada, como hubo en algún momento con Gerardo Urse, Hugo Bosca o Gonzalo De Toro, lo peor de lo peor, que fueron gente de muy baja capacidad y muy mal intencionados. Yo a Ana Olivera le decía que estas personas la iban a dejar pegada con las cosas que proponían del corredor Garzón, ¡todas mentiras le decían! (...) Ella se iba de una reunión y se le reían, le decían ‘la petisa’, cuando el tema de fondo era que estábamos discutiendo asuntos muy importantes que nos involucraban a todos".

En su edición de la semana pasada, el semanario Búsqueda publicó una extensa y por momentos sorprendente entrevista de Juan Pittaluga al presidente de Cutcsa y de la Cámara de Transporte, Juan Salgado.

En ese reparto de irresponsabilidades, Salgado solo salva a Felipe Martín y a Pablo Inthamoussu, pero reafirma que "los jerarcas que hubo en el medio (de ambos) fueron horribles".

No ahorra ironías para decir que hizo "posgrados para tratar con la gente del Frente, me he convertido en un especialista". Adjetiva a cada una de las administraciones sucesivas del FA, exceptuando a la primera de su amigo Tabaré Vázquez, de forma lapidaria: "la izquierda pituca de Mariano Arana", el "puro MPP" de Ricardo Ehrlich, luego Ana Olivera, "lo más cuadrado que puede haber del Partido Comunista" y "como si faltara algo" después llega el Partido Socialista con Daniel Martínez.

La crítica que les hace Salgado, más allá del hartazgo que trasuntan sus dichos, es que no había una continuidad entre las administraciones, sino que cada partido o sector que se hacía cargo, refundaba las gestiones irresponsablemente: "se dedicaban un montón de meses a cambiarle el logo a la intendencia, no planteaban un plan de urgencia ni nada parecido, ¡todos cambiaban el logo!".

Y sobre la gestión del Partido Socialista, que condujera el actual candidato Daniel Martínez, también es lapidario: "Necesitan que el lío se arme para solucionarlo. Y no te dicen nada, no es ‘como te digo una cosa, te digo la otra’. Es gre, gre, gre... ¡No te dicen nada!"

Son apreciaciones que provocan una extraña mezcla de vergüenza ajena y propia, porque si por un lado delatan el desastre de 30 años de desgobierno departamental, por el otro evidencian dramáticamente todo el tiempo y recursos públicos perdidos en ese largo tsunami de ineficiencia e improvisación.

Cuatro días después, nuestro periodista Andrés López Reilly entrevistó a Salgado en El País del domingo. Si bien el tema principal era otro, igual el presidente de Cutcsa no ahorró críticas a la gestión departamental del FA: "un día amanecimos con un plan para 18 de Julio que era no de otro país, sino de otra galaxia (...). El proyecto era un desastre para los comercios, terminaba de matar 18 de Julio".

Algunos analistas han querido ver en estas durísimas declaraciones de Salgado una suerte de voltereta política de quien estuvo siempre muy cerca del poder en aquellas épocas y ahora tal vez desee acompasarse a los nuevos tiempos. Lo cierto es que nada de lo que dice resulta extraño para los montevideanos, que padecemos un día sí y otro también los efectos colaterales de la desunión e improvisación de la colcha de retazos frenteamplista que hoy, habiendo perdido la hegemonía nacional, luce más caótica que nunca.

Son evidencias que el ciudadano deberá tener en cuenta especialmente ahora, que se avecina la oportunidad de interrumpir su reinado montevideano y restablecer la lucidez y experticia en la gestión de gobierno.

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