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Un genio del marketing

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El presidente Mujica está ya en los descuentos de su presidencia. A un mes de entregar el poder, se ha lanzado por estos días a un masivo raid mediático. Entre las decenas de conceptos que ha entregado a una opinión pública siempre ávida de conocer las opiniones tajantes que tiene el mandatario, ya sea sobre la agricultura orgánica o la rotación de los planetas, hay algunos que merecen comentario.

Tal vez la más chocante de sus frases sea la que tiene que ver con el rol de la oposición en los organismos del Estado. Según Mujica "en Uruguay aparentemente ser oposición tiene que ser como el perro y el gato y eso nos viene matando". Y agregó que "Propuestas es una cosa y tener una actitud destructiva permanentemente es otra. Cuando se está en puestos de responsabilidad hay que hacerse cargo de la suerte de la gente. (El representante del Partido Nacional en el Codicen, Daniel) Corbo no pudo dejar de ser parlamentario en medio de la enseñanza. Probablemente yo en su lugar hubiese hecho algo parecido, pero así no vamos a ningún lado".

Lo de Mujica es difícil definirlo si como ignorancia, una picardía o un acto de mala fe. De todos los representantes de la oposición que tuvieron cargos en este gobierno, si hubo uno que no fue una piedra en el zapato de las autoridades fue precisamente Corbo. Dos sectores pueden dar fe de ello; los dirigentes políticos blancos que no comparten sector con Corbo, a quien acusaron durante todo el período de ser demasiado blando con el gobierno, y los periodistas, que lejos estuvieron de tener en el dirigente blanco un elemento que les permitiera tener información de primera mano del desastre que se vive en la educación. De hecho fue gracias a reclamos ante la Justicia que se logró acceder a varios indicadores centrales que ilustraron la debacle.

Es más, Corbo fue el impulsor de programas como el Promejora, que lejos de destruir el sistema actual (como muchos hasta en el FA creen inevitable) le daba una oportunidad de autorregenerarse. Pero ni eso sirvió a los talibanes sindicales que dominan la enseñanza pública en el país, que le declararon la guerra.

Es tan, tan absurdo, lo de Mujica en este tema, que la única explicación es la necesidad de culpar a alguien de afuera por lo que ha sido su mayor fracaso como Presidente, no haber hecho nada, absolutamente nada, para mejorar esa área clave para el futuro nacional.

No contento con esto, Mujica afirmó que el gobierno que hizo más por los desaparecidos fue el suyo. "El gobierno que encontró más desaparecidos fue el mío. Y el que desenterró más es mío. Pero hay una muralla de silencio. Es muy difícil decirle a la gente que sabe la verdad que me diga la verdad. Lo poco que hemos sabido lo hemos sabido desde el fondo". "Desde el fondo".... cada día es más difícil entender algunas cosas que dice Mujica. Está visto que los grupos de derechos humanos, que lo han puesto a él y a su compadre Fernández Huidobro en el tope de la lista de los más odiados, no están de acuerdo con su autobombo. Lo que sí hay que reconocerle sobre el asunto fue que habilitó un toqueteo inmoral con la Ley de Caducidad, que volvió a generar choques y peleas entre los uruguayos por un tema de hace 40 años.

Como si esto fuera poco, también habló sobre el Holocausto, sobre el fanatismo islámico, sobre la tolerancia. En buena medida para intentar recomponer lazos con la comunidad judía, rotos tras su disparatada acusación de genocidio contra Israel.

Y así vamos. Llegando al final de un gobierno que se cierra igual que como comenzó. Lleno de promesas, de lindas palabras, de salidas ocurrentes. Pero que en 5 años de controlar el país con dinero en la caja y mayorías en el Parlamento, es poco y nada lo que ha concretado. Ni la educación mejoró, ni la infraestructura se puso a tiro, ni los organismos públicos mejoraron su eficiencia, ni el estado su funcionamiento. Nada.

Pero tampoco hay que ser injustos. Mujica le deja al país lecciones invalorables, de esas que no se aprenden ni en Harvard, sobre marketing y manejo de la opinión pública. Como ejemplo alcanza un botón. No hace ni dos semanas, y a contrapelo de los precios internacionales, el gobierno decretó un severo ajuste fiscal a través de las tarifas públicas, que en algunos casos llegaron a subir un 10%. El mismo día que eso se anunciaba discretamente, aparecía como por arte de magia en algunos medios un video del presidente Mujica levantando a un pobre hombre que hacía dedo. Y la noticia, comentada con el habitual morbo por los medios internacionales, llenaba el pecho de orgullo al uruguayo promedio. ¿Tarifas? ¿Qué tarifas?

Hay que sacarse el sombrero.

Editorial

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