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Frenteamplistas en su laberinto

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Lejanos, ya remotos parecen los años en que el Frente Amplio, con su famoso eslogan "hermano, no te vayas, ha nacido una esperanza", acusaba a los partidos tradicionales de ser cooperativas de votos.

Despotricaban contra la norma constitucional que establecía el doble voto simultáneo, satanizando aquella "ley de lemas" que entendían favorecía a los tradicionales.

Con los años y toda el agua que corrió bajo el puente, blancos y colorados abandonaron esa lógica y para las elecciones de 1999 ya se estaba estrenando la reforma que dio candidatos únicos a cada lema, surgidos de una interna no obligatoria, complementada con una segunda vuelta que permitiera definir el pleito entre los dos más votados.

Y paradójicamente, la supuesta injusticia de la que se quejaban los fundadores del FA, ahora los favorece.

Porque Laura Raffo es la candidata montevideana con mayor intención de voto según todas las encuestas (se puede decir que promedialmente duplica a cada aspirante del FA por separado), pero la acumulación de votos de sus adversarios la coloca en desventaja, por ahora, en la carrera hacia el 27 de setiembre.

Es así: los montevideanos corremos el riesgo de que el Frente Amplio retenga el gobierno departamental, gracias a una cooperativa de votos que sigue funcionando aceitadamente, más allá del despeñadero en que ha caído la coalición de izquierda en los últimos meses, en cuanto a su imagen y credibilidad.

Las inercias ciudadanas también cuentan y los estrategas del FA comprendieron tempranamente que la multiplicidad de candidaturas (constitucionalmente permitida a nivel departamental) favorecería sus chances en Montevideo, haciendo que cada una representara a un sector frentista, de esos que han vivido en continuas batallas y conspiraciones entre sí. La competencia interna lograría el apoyo electoral que nunca hubiera alcanzado un candidato único. Basta ver que aún la encuesta más generosa con el FA, la de la consultora Fáctum, da un 34% a Raffo contra un deslucido 20% a Martínez, en un guarismo inédito para quien ha ejercido la Intendencia durante los últimos cinco años (haciendo todo el tiempo política de la grande y sobre todo de la chica) e incluso se ha ufanado de perder la mayoría en el balotaje de noviembre por escasos puntos. En esa búsqueda desesperada de una victoria pírrica, los maratonistas de la carrera del FA intentan diferenciarse entre ellos, siempre con una sonrisa algo falluta en los labios, reivindicando una "unidad" que ya no existe, si es que existió alguna vez.

Preocupado por su rezago, a pesar de estar enganchado a la locomotora del MPP, Álvaro Villar largó hace un par de días su disposición a debatir con la candidata de la coalición multicolor.

Laura Raffo debe seguir desafiando a los tres adversarios a un debate cara a cara, sin agravios ni concesiones. No es que solo lo merezca ella por ser la candidata con mayor intención de voto de la capital: lo merecen los ciudadanos.

El terremoto que esa declaración produjo en el Frente Amplio está bien relatado por el periodista Nicolás Delgado en nuestra edición de ayer.

Daniel Martínez, seguramente inquieto por su pobre desempeño en la campaña presidencial, ya había "descartado absolutamente" la disposición a encarar un debate: "Si uno mira lo que pasó con las elecciones nacionales, no fueron muy constructivos". Sin duda que para él, tartamudeante y dubitativo, no lo fueron. La frase "ustedes están hasta las manos" con que el hoy presidente Lacalle respondió secamente a un intento de Martínez de colocar en aquel debate el tema de la corrupción, quedará para la mejor historia de estas confrontaciones políticas. En tanto, con su inconsistente ambigüedad habitual, Carolina Cosse se preguntó últimamente si un debate acortaría o no la grieta: "No sé. Puede que sí. Puede que no".

A esta altura, esta instancia es un elemento principal para la campaña.

Laura Raffo debe seguir desafiando a los tres adversarios a un debate cara a cara, sin agravios ni concesiones. No es que solo lo merezca ella por ser la candidata con mayor intención de voto de la capital: lo merecen los ciudadanos.

Si Villar mantiene su disposición a favor, se las arreglará con sus socios de cooperativa, que quedaron bastante nerviosos con su inconsulta aceptación: "todos consensuaremos y haremos lo que la fuerza política determine", lo corrigió su primer suplente Pablo Ferreri. ¡Vaya manera de marcar la cancha a su propio candidato! Si ahora se muestran así, imagine el lector cuánto incidirá el aparato en las decisiones de un eventual intendente frenteamplista, en caso de ganar.

Pero Montevideo despierta. Y en lo que queda de campaña, seguirá sumando voluntades por Laura de quienes ya se hartan de las intrigas de los que se creen dueños del poder.

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