Editorial
Cuando ya se avista el año electoral, un repaso de las promesas hechas por la fórmula Vázquez-Sendic revela el fracaso en temas tan sensibles como la educación y la seguridad, lo que desmiente aquel eslogan que decía que “el Frente Amplio cumple lo que promete”.
En vísperas del comienzo del año electoral y antes de presentar su programa para las próximas elecciones, el Frente Amplio debería dar cuenta del cumplimiento de las promesas que hizo el actual gobierno. O mejor dicho del incumplimiento que, como veremos, ha sido la constante en la segunda presidencia de Tabaré Vázquez.
Comenzando por la mejora de la educación que es —y tiene que ser— la meta principal de todos los gobiernos, la distancia entre lo ofrecido y lo realizado es enorme. El 6% del PBI destinado a la educación no pasó de ser una utopía ya que a gatas se alcanzó el 4,5% en este período. Del mismo modo fracasó el objetivo de obtener el 75% de egresos en la enseñanza media, por lo cual Uruguay sigue entre los países latinoamericanos con peores resultados en Secundaria. Al principio Vázquez pareció decidido a poner orden en la casa, pero ante el primer conflicto, su decreto de esencialidad generó una suerte de revuelta dentro del Frente Amplio, por lo cual el presiden- te optó por meter violín en bolsa. Algo similar hizo cuando presionado por el MPP debió cesar al subsecretario de Educación y Cultura, presentado como su mano derecha en materia de educación.
En seguridad el fracaso no ha podido ser mayor. En la campaña electoral de 2014 la formula Vázquez-Sendic aseguró que tomaría medidas para reducir las rapiñas y los hurtos en un 30%. Hoy se comprueba que no bajaron sino que subieron casi en ese porcentaje sin que el binomio Bonomi-Vázquez fuera removido en la conducción del ministerio del Interior. Otro proyecto irrealizado fue el de trasladar el deteriorado sistema penitenciario de la órbita policial a la civil. Según anunciaron, las cárceles pasarían a depender del ministerio de Educación y Cultura, cosa que no ocurrió. Peor aún, ni siquiera hubo intentos de hacer la transferencia. Ni que hablar además de la promesa de terminar con el narcotráfico empleando para ello la legalización de la marihuana. Los porcentajes de jóvenes que la consumen subieron en proporciones alarmantes durante este período de gobierno.
En economía uno de los grandes intentos de Vázquez por calmar las aguas fue la promesa de no crear nuevos impuestos. "Una de las certezas principales es que no tenemos ni planificado, ni en el horizonte, ningún incremento de la carga impositiva a la población", dijo. El aumento de la carga tributaria, en particular del impuesto a la renta de las personas físicas, defraudó todas las expectativas. Hubo incrementos por todos lados para una clase media que está agotada de financiar a un Estado cada vez más robusto y gastador. La presente Rendición de Cuentas, con su abultado déficit, no solo es un acto demencial ante la crisis de los países vecinos sino que preanuncia mayores impuestos para el futuro, dado que el gasto público no cesa de aumentar. El ministro de Economía, Danilo Astori, con su latiguillo del "espacio fiscal" ha conseguido que los uruguayos sean los que cargan con la mayor deuda per capita de todo el continente americano.
En materia de infraestructura Váz-quez anunció una inversión de 2.500 millones de dólares que eran, según declaró, indispensables para el futuro inmediato del país. Con viento a favor es posible que apenas se pase la mitad de esa cifra, lo que habla del fracaso en el rubro Obras Públicas. El perjuicio para la producción nacional no puede ser mayor con rutas y caminos en mal estado y sin desarrollar el transporte ferroviario tal como se había comprometido. Otro compromiso asumido por el presidente fue el de continuar con el proyecto de José Mujica para construir un puerto de aguas profundas en Rocha, aunque nada se hizo al respecto excepto discursear sobre su eventual construcción.
Compartibles o no, en el primer gobierno de Vázquez hubo planes que se anunciaron y se concretaron. En este segundo es difícil encontrar alguno que se haya materializado. Ni siquiera el tan publicitado sistema nacional de cuidados, declarado prioridad nacional, alcanzó la amplitud y la eficacia requeridas. Y por más que el gobierno insista con sus monótonos mensajes televisados, no hay manera de convencer que ese plan así como las políticas sociales fueron todo un éxito.
Considerando que el Frente Amplio gobernó la mayor parte del tiempo con viento a favor, estos agujeros negros —habría muchos más para citar— que deja su tercer gobierno es un mentís al eslogan que sus dirigentes repiten hace tiempo: "El Frente Amplio cumple lo que promete". Una frase que parece una tomada de pelo especialmente para sus votantes.