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El carnaval de las promesas incumplidas

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Editorial

Si los candidatos del Frente Amplio se dedican a hacer nuevas promesas sin decir una sola palabra sobre por qué no cumplieron las que hicieron antes, simplemente se encontrarán ante un muro de desconfianza y de descrédito.

No bien empezado este año que culminará con las elecciones, desde el Frente Amplio llegan señales raras acerca de cómo sus dirigentes se proponen encarar la campaña electoral. Algunos de ellos, como Daniel Martínez, se dedican a hacer promesas fantasiosas, como la de instalar un “Silicon Valley” en la semiderruida Estación Central. Otros, como Mario Bergara, pretenden erigirse en jueces de los demás y agitan fantasmas ante el menor intento de lograr el control de las cuentas públicas que él nunca logró.

Todas esas conductas sugieren que los dirigentes de la coalición de gobierno no terminan de entender la situación en la que están ante los ciudadanos. El Frente Amplio no está en condiciones de dedicarse a hacer promesas, ni mucho menos de erigirse en juez de nadie, porque ha perdido toda legitimidad para ambas cosas. Lo primero que debería hacer, si es que quiere encarar esta campaña electoral con un mínimo de respeto hacia los votantes, es explicar por qué no cumplió la larga lista de promesas que hizo durante la campaña anterior y en los primeros días del actual gobierno. Porque es difícil encontrar en la historia del país una lista de incumplimientos tan larga y tan destructiva de la confianza de los votantes.

El Frente Amplio hizo campaña diciendo que no iba a haber aumentos de impuestos, ni tenía planteada esa posibilidad en el horizonte. Sin embargo, durante estos años los aumentó de manera feroz, al mismo tiempo que se servía de unas tarifas artificialmente altas para seguir metiéndole la mano en el bolsillo a los uruguayos. De alguna manera había que pagar la fiesta de Ancap y otros desastres.

El Frente Amplio prometió que durante este gobierno se iban a reducir los hurtos y rapiñas en un 30%. Pero lo que hubo fue un aumento generalizado de la inseguridad y una cifra récord de homicidios. Por primera vez en tiempos de paz, en 2018 hubo más muertos por homicidio que días tiene el año.

En materia de enseñanza, el Frente Amplio se comprometió a que, para el año 2020, la totalidad de los jóvenes de hasta 17 años estuvieran dentro del sistema educativo, y que el 75% terminara la enseñanza media. El propio presidente del Codicen ha reconocido que esas cifras son inalcanzables. Tampoco se cumplió con destinar el 6% del PBI a la educación ni el 1% a investigación y desarrollo.

A principios del actual período de gobierno, el presidente Vázquez anunció un faraónico plan de obras de infraestructura que alcanzaría un monto total de 12.000 millones de dólares. Esa cifra nunca se alcanzó y los problemas en materia de infraestructura no han hecho más que agravarse.

El mismo día que asumió, el presidente Vázquez dijo que en el plazo de un año se iban a poder hacer íntegramente en forma electrónica todos los trámites que los ciudadanos tenemos que hacer ante el Estado, y hasta se iban a poder hacer por celular los pagos correspondientes. Pero cuatro años más tarde solo se pueden hacer algunos trámites de manera incompleta.

En materia económica no se cumplió con las metas de inflación (que solo ocasionalmente estuvieron dentro de la franja anunciada), ni con las metas de reducción del déficit fiscal ni con los topes de deuda.

En el campo de la salud, no se cumplió con la promesa de eliminar el “corralito mutual”, ni se alcanzaron metas que se prometieron en términos muy concretos, como lograr el pleno funcionamiento de la historia clínica electrónica, o incorporar al Hospital de Clínicas al Sistema Nacional Integrado de Salud.

Otro proyecto pomposo fue el desarrollo del Sistema Nacional de Cuidados, en el que, según se anunció, se estarían gastando a esta altura unos 240 millones de dólares anuales. Pero lo que se está gastando es mucho menos y lo que hoy existe es una mínima fracción de lo que se dijo que iba a estar funcionando.

Si los candidatos del Frente se dedican a hacer nuevas promesas sin decir una sola palabra sobre por qué no cumplieron las que hicieron antes, se encontrarán ante un muro de desconfianza y de descrédito. Y si pretenden erigirse en jueces de los demás cuando están parados sobre una base tan endeble, terminarán haciendo el ridículo.

Claro que, para evitar esos riesgos, la coalición gobernante debería embarcarse en un ejercicio de sana autocrítica. Pero eso es algo que hasta ahora ha sido totalmente incapaz de hacer, porque la ha ganado la soberbia de quien se cree dueño del poder. A no asombrarse, entonces, con lo que pase en noviembre.

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