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¿Se le puede creer a Mujica?

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Editorial

El expresidente sigue negando que vaya a ser candidato, a la vez que defenestra a cualquiera que pueda ser alternativa, y dice que para postularse hace falta todo lo que él puede aportar.

El expresidente Mujica, con un talento que nadie osaría cuestionarle, viene manejando la agenda noticiosa desde hace semanas con el tema de las candidaturas. Tira nombres, hace guiños, "entierra" a otros, y en definitiva está lanzado a hacer lo que es su mayor talento: operar políticamente en la sombras en pos de un objetivo.

¿Cuál es ese objetivo? Las respuestas no son muchas. La obvia, es que está preparando el camino para una nueva postulación presidencial.

Mujica lo ha desmentido una y otra vez. Esta semana en una entrevista en canal 12 dijo algunas frases relevantes en ese sentido. "No quiero ser candidato, tengo 83 años y eventualmente tendría que enfrentar el desafío con 85". "Yo no pertenezco al tiempo que viene, pertenezco al pasado, soy consciente de eso". "Se necesita gente más optimista o si se quiere, más ingenua". Difícil no concordar con el expresidente en cada una de estas afirmaciones. El problema es ¿se le puede creer a Mujica?

La respuesta, claramente, es no. Primero por una cuestión de antecedentes. Son tantas las veces que Mujica ha dicho una cosa con tono de revelación profética, para luego hacer exactamente lo contrario, que ya nadie en este país puede tomar muy a pecho sus aseveraciones. Algo que quedará inmortalizado para siempre con una frase que será su gran aporte a la historia política nacional "como te digo una cosa, te digo la otra".

Una segunda razón por la que resulta muy difícil creer a Mujica es de pragmatismo político. Cuando uno ingresa a esa actividad genera, inevitablemente, una serie de compromisos. Es mucha la gente del entorno del exmandatario que depende de que el Frente Amplio retenga el poder, no por elevados fines ideológicos, sino para mantener su estatus de vida. Las encuestas muestran que pese al desastre de su gestión, y a la caída de su valoración por los uruguayos, Mujica sigue siendo el político más popular de su partido. Y a medida que se acerque el período electoral, será mucha la presión para que se lance. Pocas cosas gustan más a un político con el ego del expresidente que ceder a esas presiones y decir el famoso "si mi nombre es solución...".

La tercera tiene que ver con su accionar en estas últimas semanas. Parece difícil de creer que alguien que tenga el nivel de resignación con el calendario que proclama Mujica, se dedique a operar de la manera que lo viene haciendo. Primero "matando" las ilusiones del ministro Astori, a quien él mismo había alentado a candidatearse hace apenas unos meses. Luego tirando un rosario de nombres sobre la mesa como el intendente Yamandú Orsi, o los ministros Murro y Cosse. Para luego deslegitimar las posibilidades de quien hasta hace poco era el candidato "cantado" del FA, el intendente capitalino Daniel Martínez.

"Hay que mirar mucho el interior, es el pulmón de la economía del país y Martínez no calza con eso", dijo Mujica. Ante lo cual la pregunta obvia sería, ¿calzan Cosse, Orsi o Murro con eso? ¿Se imagina al ministro Murro entrando por estos días a Santa Clara a hacer campaña con su postura marxista año 68? ¿Enamoraría el discurso de gestión y modernidad de la ministra Cosse en el interior profundo? ¿Hay alguien que conozca a Orsi saliendo de Canelones?

Las respuestas son obvias. Casi tanto como que si uno se pone detallista, hay muy poca gente en el Frente con un discurso que sea seductor para ese mundo. Y uno de esos pocos es justamente el expresidente Mujica. ¿Casualidad?

A esta altura, resulta un enigma de enorme interés el motivo del odio que Mujica, Astori, y tantos dirigentes del Frente Amplio, particularmente de generaciones más envejecidas, le tienen a Daniel Martínez, por el cual están dispuestos a arriesgar con cualquier tipo de nombre exótico antes que apoyar a quien parece la candidatura cantada. Tal vez tiene un fuerte motivo de fondo que todos los uruguayos deberíamos conocer. Tal vez se trata solo de un problema generacional.

En cualquier caso, el tema de fondo hoy es si finalmente Mujica será candidato, y qué implicaría eso para el Uruguay. La respuesta se puede encontrar en una frase que Mujica dejó caer durante su entrevista en canal 12. "He visto gotitas de odio de clase, por aquí, por allá. Yo estoy seguro que polarizo sin querer". Más que gotitas, lo que se padece por estos días son chorros de odio irracional y ajeno a nuestra historia. Y quien más lo ha fogoneado es el propio Mujica, con intenciones electoralistas micro. Una nueva campaña de su parte, solo augura tiempos de confrontación y odio para un país que, en buena medida por los resultados nefastos de su gestión anterior, hoy no se puede dar esos lujos.

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