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Directores de oposición en los entes

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EDITORIAL

Es injusto afirmar que los directores de la oposición no sirven para nada porque no logran cambiar el rumbo de políticas que son definidas, en cada ocasión, por la mayoría que dirige cada ente.

El aumento de tarifas de los principales entes públicos de inicios de este año dejó planteada una pregunta incómoda: ¿para qué sirven los directores de esos entes que son representantes de los partidos de oposición?

Hay que decir que en todos los casos esos directores, tanto sean del Partido Nacional como del Partido Colorado, señalaron sus discrepancias con estos aumentos. Hubo, cada vez, un voto discordante, una visión diferente, un argumento distinto al que planteó el oficialismo y que terminó con los aumentos de tarifas votados siempre por mayorías alineadas al Frente Amplio.

Pero el caso concreto del abuso de Antel sobre el cambio unilateral de los contratos de telefonía móvil es un ejemplo que ilustra la incomodidad de la pregunta inicial. En efecto, la generalizada reacción de la opinión pública, sobre todo en redes sociales, terminó obligando a una marcha atrás de Antel. Varios dirigentes de oposición señalaron también su malestar, e incluso el director blanco de ese ente recordó a los legisladores de su partido que había votado contra esta modificación de contratos.

El problema es que la opinión pública aspira a que se haga más que una simple votación contraria. Como fue notorio que el tema generó un enojo generalizado, es también evidente que una oposición con buen olfato político tendría que haber denunciado el cambio que pretendía Antel al momento en que eso se decidió en el ente, y no cuando el asunto luego explotó en redes sociales. Es como que la oposición llegó tarde y no logró por tanto liderar el extendido malestar ciudadano cuando, en realidad, desde el punto de vista formal su voto ya había dejado en claro que no estaba de acuerdo con la medida del gobierno.

No es la primera vez que estas cosas ocurren. Ahora que se tiene bastante más claro cómo el equipo de Sendic fundió Ancap y además se manejó con clientelismo y pésima gestión en ALUR, mucha gente se hace la pregunta, por ejemplo, de para qué sirvieron los directores blancos y colorados que estuvieron en esos años en ese ente. Cuando se analizan las principales y estrepitosas medidas de Ancap de ese tiempo, de nuevo queda claro que esos directores opositores señalaron claramente sus diferencias con los directores oficialistas del ente. Pero con el paso del tiempo también va quedando claro que evidentemente no alcanzó con marcar esas diferencias: se debió ser mucho más duro en la oposición y en la denuncia de lo que se estaba perpetrando en Ancap.

Frente a las pésimas gestiones del Frente Amplio en los principales entes del país importa mucho que los directores opositores tomen un mayor protagonismo ante la opinión pública. Por poner un ejemplo: ¿acaso no hay enormes dudas sobre la calidad del agua y su buen y sustentable manejo? Pues es fundamental que el director opositor de OSE salga con claridad a denunciar los problemas de ese ente. Si no se verifica ese protagonismo, la gente no percibirá las diferencias entre gobierno y oposición. En el caso de Antel, por ejemplo, la opinión pública no supo nunca que había habido una posición contraria del director blanco al cambio de contratos de telefonía móvil.

Alguien podrá decir que al adoptar posiciones más duras, los directores que representan a los partidos de oposición en realidad estarían contrariando los intereses propios de los entes. Pero eso no es verdad. El caso de Ancap lo deja en claro: fue porque no hubo una denuncia feroz y permanente de los excesos de Raúl Sendic y de sus compañeros frenteamplistas al frente de ese ente, sobre todo bajo la administración Mujica, que se terminó en una obligada recapitalización de más de 900 millones de dólares pagada por todos los uruguayos y que seguimos aún hoy con los precios de combustibles más caro de toda la región. Además, es desde ese lugar de contralor y crítica que los representantes de la oposición deben mostrar que otra política es posible en AFE, en el BROU, en UTE, en Antel, en OSE, en Ancap, etc.

Es injusto afirmar que los directores de la oposición no sirven para nada porque no logran cambiar el rumbo de políticas que son definidas, en cada ocasión, por la mayoría frenteamplista que dirige cada ente. Pero es evidente también que la opinión pública está demandando una mayor visibilidad de las posiciones de esos directores que, en definitiva, representan la alternativa partidaria que tiene el país.

Tienen que mostrar, claramente, que no son lo mismo que el Frente Amplio. Pero además, que su gestión es mejor que la de los directores frenteamplistas.

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