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Dilema de hierro

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Cuando el sábado 7 de marzo publicamos en esta página el primer editorial referido al coronavirus, (El coronavirus y sus secuelas) todavía estaba lejos de ser la principal preocupación en Uruguay.

El tema prioritario en ese momento era la reciente Transmisión de Mando del nuevo presidente nacionalista, Luis Lacalle Pou y el cambio del color político en la próxima conducción del país. Aún persistía la sensación, al leer las noticias sobre el virus que se expandía entre la población china, de que sería otra desgracia sanitaria tipo la peste porcina que los obligó a sacrificar a millones de cerdos, alimento muy popular entre sus habitantes. Un serio perjuicio para el gigante asiático que a nosotros de soslayo nos benefició al impulsar nuevamente las compras y el precio de nuestras carnes rojas. O lo asociábamos a la pandemia del Covid 2 SARS de fines del 2003, que tampoco nos afectó directamente.

A pesar de haberse expandido este, en 29 países, su contención en un lapso de 8 meses al final resultó ser una de las mayores historias de éxito en la salud pública. Como declarara el Dr. David Heymann, director de la unidad de enfermedades contagiosas de la OMS, fue obra de “la buena fortuna y la buena ciencia”. En este caso ayudó que no apareciese en países en desarrollo y saltó el Atlántico desde su originaria provincia de Guangdong, también en China, con un pasajero que voló hacia Toronto, Canadá. El Covid 2 y el Covid 19 comparten un 70% de material genético. Pero el primero se replica a nivel profundo de los pulmones y el actual se desarrolla en la nariz y en las vías respiratorias superiores. Esa diferencia hace que el SARS sea más letal, con 1 muerto cada 10 enfermos, pero menor propagación. El Covid 19 se contagia mucho más fácilmente aunque la mortalidad es 1 en 50 casos. En Valencia, España, científicos acaban de hacer una secuencia completa del presente virus y comprobaron que había tenido una serie de mutaciones con respecto al proveniente de Wuhan, pero felizmente, no muestra mayor peligrosidad para la salud humana.

El impacto planetario de la pandemia se ha vuelto inconmensurable. No hay estado, ni chico (Uruguay) ni grande (Estados Unidos) que pueda quedar al margen. Y a este tremendo panorama debe enfrentarse el presidente Luis Lacalle y la flamante coalición.

Como nos suele suceder, en nuestro fuero íntimo pensábamos que la distancia que nos separa de esos lejanos países, seguramente nos mantendría a salvo. Esa creencia podría ser la explicación y no una cierta simpatía ideológica de la decisión del pasado gobierno del Frente Amplio que ordenó un envío a China de kits de diagnóstico, con los que contaba Salud Pública. También sería la respuesta a la sorpresa que tuvo el nuevo ministro Salud Pública, Dr. Salinas, al enterarse de que había en stock apenas 100 unidades para afrontar el problema. Esperemos que las autoridades del “middle kingdom” nos devuelvan la atención, a partir de sus anuncios de que la enfermedad ha bajado y han cerrado los últimos hospitales de emergencia.

Tal como lo indicaba el propio título de nuestro artículo, las consecuencias económicas que provocaría esa situación serían enormes y no solamente dentro de fronteras chinas. Para empezar, porque esta se transformó en el gran proveedor mundial de los insumos requeridos por la industria y el comercio a nivel internacional, a caballo de la imparable globalización de nuestros tiempos.

El impacto planetario de la pandemia se ha vuelto inconmensurable. No hay estado, ni chico (Uruguay) ni grande (Estados Unidos) que pueda quedar al margen. Y a este tremendo panorama debe enfrentarse el presidente Luis Lacalle y la flamante coalición multicolor. Un bautismo de fuego jamás visto, para un Primer Mandatario que solo 21 días atrás, lucía entre reflexivo y emocionado la banda presidencial, en aquel soleado 1° de marzo pasado.

Una y otra vez a lo largo de la campaña, Lacalle prometió “hacerse cargo” y así lo ha hecho desde el primer día, cuando a las 9 de la mañana se reunió con toda la plana del Ministerio del Interior y la Policía, dando un claro mensaje a la población respecto de la falta de seguridad imperante. Otro tanto ha ocurrido con la irrupción del Covid 19 en el país y ya es la 5a vez que se presenta en la sala de prensa de la Torre Ejecutiva para hablar con la prensa y la población.

Un dilema de hierro a nivel presidencial ha sido resolver entre una cuarentena general o un freno aún más abrupto, de la economía. Mientras desde los sindicatos y el FA reclaman de todo “por el bien del pueblo”, aunque luego declaren su supuesto apoyo al gobierno. A la ministra Arbeleche y su equipo les preocupa seriamente el riesgo de un parate económico. La baja de la recaudación, el cómo pagar jubilaciones, pensiones, salarios, el mantenimiento de los hospitales, de las instituciones, etc. Eso también es responsabilidad del gobierno.

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