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100 días de gobierno

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Esta semana se cumplen los primeros 100 días del nuevo gobierno del presidente Luis Lacalle Pou, al frente de una coalición inédita en la historia del país, conformada por 5 partidos políticos.

En medio de una situación infinitamente más compleja de lo prevista, con el golpe tremendo de una pandemia cuyas consecuencias sanitarias, económicas y sociales aún están por determinarse, la administración y quien la encabeza salvan la prueba con una nota de excelencia que desconcierta a sus rivales políticos y recoge un apoyo masivo de la opinión pública.

El gobierno que se inauguró el 1º de marzo comenzó con una agenda clara, que se había anunciado en forma prístina durante la campaña electoral y que siguió explicitándose con plena coherencia durante los meses de transición. El propio texto de la ley de urgente consideración, pieza clave de la propuesta del gobierno actual, fue conocido con mucho tiempo de anticipación a su presentación formal, lo que permitió un análisis exhaustivo por parte de todo aquel que quisiera involucrarse. No faltaron múltiples debates televisivos, radiales, intercambios por prensa escrita y foros públicos presenciales y virtuales. Todo el país discutió durante meses la ley de urgente consideración.

Su aprobación por parte de la Cámara de Senadores este fin de semana y su pasaje a la Cámara de Representantes marcan un mojón relevante en la breve historia que ya ha escrito el gobierno. Luego de una intensa discusión parlamentaria, donde no faltaron aportes de expertos y de la sociedad civil, los senadores retomaron el rol que les habían negado las tres últimas administraciones, actuando como verdaderos legisladores, actuando sobre el texto de la ley. El Parlamento de brazo de yeso y aprobación como mera escribanía de gobierno de cualquier proyecto que viniera del Poder Ejecutivo, sin siquiera tener la ocasión de discutirlo, quedó enterrado para siempre.

Tan abierto y democrático fue el proceso parlamentario de la ley que se incorporaron iniciativas de legisladores del Frente Amplio, que terminaron votando afirmativamente gran parte del proyecto, aunque en la prensa dedicaran todo tipo de diatribas a la iniciativa. Es una buena noticia para nuestra democracia el nuevo rol que ha adquirido nuestro Parlamento, como verdadero poder del Estado, representando a todos los ciudadanos en el pleno de sus facultades.

Otro hito fundamental del actual gobierno es el ejemplo internacional que ha sentado en el enfrentamiento a la pandemia. Basta mencionar el reciente artículo de Mario Vargas Llosa titulado El ejemplo uruguayo como uno de los tantos reconocimientos que han llegado desde fuera de fronteras a la gestión de la pandemia. Nuestro presidente -y su equipo más cercano- resistió todo tipo de presiones para seguir una estrategia de sentido común y coraje, asesorado por un formidable grupo de científicos y especialistas en las más diversas áreas, que evitó la cuarentena obligatoria demandada por el Sindicato Médico del Uruguay y el Frente Amplio.

La conferencia de prensa en que afirmó que apelaba a la libertad responsable de los uruguayos y que no estaba dispuesto a detener a quien se estaba ganando la diaria en la calle, resultó de una contundencia argumentativa que acalló a sus críticos. Hoy el país agradece esa estrategia que logró contener los efectos sanitarios al tiempo que mitigó las consecuencias económicas y sociales. La batalla no está ganada y la frontera seguirá deparando una intensa atención, pero es indudable que la evolución ha sido extraordinariamente positiva.

El Estado uruguayo no dejó de invertir en los temas prioritarios para atender la emergencia, pero se ocupó, al mismo tiempo, de mejorar la calidad del gasto, lo que era y es una necesidad imperiosa para el país.

Al mismo tiempo que debió enfrentar esta pandemia tomando una multiplicidad de medidas de índole social y económica para atender las necesidades de los más vulnerables y mantener los motores de la economía prendidos, como expresó la Ministra Arbeleche, el gobierno mantuvo su agenda de prioridades. La resolución para disminuir el gasto público excedentario se mantuvo, pese a que debió aumentar, evidentemente el gasto en temas sanitarios y en medidas sociales, lo que demuestra a su vez convicción de rumbo y pragmatismo. El Estado uruguayo no dejó de invertir en los temas prioritarios para atender la emergencia, pero se ocupó, al mismo tiempo, de mejorar la calidad del gasto, lo que era y es una necesidad imperiosa para el país.

Más del 60% de los uruguayos aprueba la gestión del gobierno y, en particular, el liderazgo del presidente Luis Lacalle Pou. Un justo reconocimiento a un esfuerzo que demuestra inteligencia, trabajo a destajo y un patriotismo que se extrañaba en la Torre Ejecutiva.

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