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Los desafíos del 2021

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El año que comienza presentará algunas oportunidades y desafíos para nuestro país muy particulares, marcados por el complejo año que recién dejamos atrás. 

El 2021 arrastra por cierto el problema de la pandemia, con sus consecuencias sanitarias, económicas y sociales, pero permite ver una salida en que la situación comience a normalizarse.

A partir de que comience a aplicarse la vacuna en nuestro país en un futuro próximo iremos dejando atrás lo peor de la pandemia. Las restricciones que aún pesan sobre algunas actividades impiden una recuperación completa del golpe que recibimos en marzo pasado, pero también es cierto que el panorama es extraordinariamente heterogéneo.

Mientras que el turismo se encuentra afectado en forma sumamente importante, y otras actividades como la organización de eventos o las agencias de viajes con una afectación casi completa, el sector agropecuario logró continuar funcionando casi con normalidad, solo acechado por la sequía. Otros sectores relevantes como la industria ya lograron en el tercer trimestre de 2020 recuperar sus niveles de actividad prepandemia.

Si bien existen distintos pronósticos sobre el crecimiento económico para este año todos coinciden en que será positivo, pudiendo oscilar ente 2% y 4%. Parece difícil que pueda recuperarse este año todo lo retrocedido el año anterior, pero quizá no quede lejos, pudiendo alcanzarse a comienzos del 2022. Si es probable que la recuperación de puestos de trabajo perdidos sea más difícil de recuperar este año, pero dependerá del éxito de las medidas para dotar de mayor competitividad a nuestra economía y, de esa forma, mejorar los niveles de inversión.

En materia de seguridad pública, otra de las grandes preocupaciones de los uruguayos, es clave que el Ministerio del Interior dirigido por Jorge Larrañaga logre continuar la senda de reducción en el número de delitos alcanzada en 2020. La seguridad era la principal preocupación de los uruguayos antes de la pandemia y una mejora significativa sería a la vez una mejora sustantiva en la calidad de vida y un gran triunfo para el gobierno luego de lustros en que se afirmaba que era imposible de lograr.

En cuanto a la educación será tiempo de encauzar otro problema que arrastramos desde hace muchos años. Los cambios introducidos en la Ley de Urgente Consideración y otras medidas que se están llevando adelante desde el Ministerio de Educación y Cultura y desde el CODICEN auguran tiempos mejores. Nunca es posible enfatizar lo suficiente lo indispensable que es para el país mejorar sus niveles de egreso, especialmente en secundaria y en los indicadores de calidad educativa.

Han existido avances pese a todo en 2020 pero debemos ir a más, mejorando nuestra competitividad y la posibilidad de captar más inversiones desde fuera de fronteras.

Un punto especialmente interesante será ver los primeros pasos del novel Ministerio de Ambiente. El ministro Adrián Peña se ha mostrado dinámico y activo en sus temas, que entran dentro de una amplia agenda de desarrollo con visión moderna y de largo plazo, lo que puede augurar un especial destaque de nuestro país en asuntos que cada vez concitan mayor atención.

En materia de desarrollo social debemos esperar mucho de la gestión del ministro Bartol, un gran conocedor de la materia que ha demostrado que puede lidiar con circunstancias especialmente difíciles. El cambio en el modelo asistencialista que lucraba con la pobreza del Frente Amplio deberá dar paso a un modelo desarrollista de inclusión, generación de capacidades y superación. Es un desafío complejo pero alcanzable con determinación y conocimiento de causa.

La coalición de gobierno ha salvado con buena nota su primer año y enfrentará nuevos desafíos en este 2021. Algunos músicos desafinaron en algunas ocasiones, como Ciudadanos en la votación del desafuero de Manini o Cabildo Abierto pactando leyes en el Parlamento contra el desarrollo de la actividad forestal que le infringen un daño al país. Quizá la mentada mesa coordinadora de la coalición republicana sea una buena solución, que incluso pueda ir plasmando institucionalmente lo que ya es una realidad política de dos bloques en el sistema político.

Finalmente, y hacia el exterior, 2021 deberá ser un año de concreciones en materia de inserción internacional, donde se juega buena parta de nuestra suerte. Han existido avances pese a todo en 2020 pero debemos ir a más, mejorando nuestra competitividad y la posibilidad de captar más inversiones desde fuera de fronteras. Como vemos, tenemos por delante una amplia agenda que ya se está encarando y que deberá comenzar a dar frutos. El camino no es sencillo, pero la recompensa vale el esfuerzo.

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