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Un comienzo prometedor

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Con la elección de Laura Raffo se cumple lo que los angloparlantes ejemplifican con la expresión "a fresh start", la nueva y buena oportunidad que se abre después de una crisis que parecía insalvable. Quedó atrás un proceso de decisión intrincado y mal divulgado.

Nuevamente se puso de manifiesto el liderazgo que ejerce el presidente electo: de él surgió un nombre de consenso que acalló contundentemente otros bolazos y que reúne múltiples cualidades para el desafío que se le encomienda. La unanimidad que despertó Laura Raffo, prestigiosa economista, empresaria y comunicadora, se hizo extensiva al aplauso que generó en la opinión pública.

A muchos sabihondos, su candidatura los ha desarticulado un poco. Una politóloga la critica porque, según dice, carece de experiencia de gestión. Desconoce que Raffo no solo ocupó puestos de dirección en importantes empresas del mercado, sino que además es mucho más que una "tecnócrata", ese mote despectivo con que la mediocridad uruguaya intenta menoscabar a las personas expertas, que tanta falta hacen. Ojalá hubiera más técnicos y menos de esos advenedizos que poco saben de gestión y economía, y se limitan a navegar al impulso de ideologías perimidas y demagogia rampante.

Contra ese guitarreo, Laura Raffo ostenta haberse especializado en la selección de recursos humanos y haber sido directora de Endeavor, una organización internacional de primera línea dedicada a la promoción del empleo digno y el emprendedurismo, con énfasis en las poblaciones vulnerables y las personas que tienen ideas innovadoras, pero carecen de los recursos para ejecutarlas.

O sea que no se trata solo de una economista carismática que sabe cómo traducir en lenguaje sencillo difíciles conceptos técnicos, como se la ha querido simplificar en estos días. Se trata de una profesional de alta probidad de gestión, ideal para mejorar los números de una Intendencia que exprime del bolsillo de los montevideanos dos millones de dólares por día.

Una Intendencia que ha tenido en las conducciones frenteamplistas a verdaderos dilapidadores seriales de recursos públicos, con obras maestras como un corredor Garzón que costó una fortuna armar y otra fortuna desarmar. O como la reciente boutade de los bancos antiestéticos colocados en Plaza Zabala a un costo de medio millón de dólares. Demoraron en quitarlos, a pesar del clamor de académicos y vecinos, pero sin impedir por ello que, en el medio, la volvieran a embarrar, agregando unos pisos de goma flúo...

Con un celo digno de mejor causa, algún analista critica la falta de un programa de gobierno departamental, algo que obviamente se definirá en los próximos días, a partir de la vasta experiencia acumulada por las colectividades coaligadas. Otros arriesgan a dar el partido por perdido, olvidando que los comportamientos electorales cambian con el tiempo y que ha sido tradicional que las adhesiones partidarias reflejadas en las elecciones nacionales no siempre se repitan en las departamentales.

Es un partido difícil, es verdad, pero también lo era el año pasado remar en contra de las multimillonarias campañas de autobombo del Frente Amplio con recursos públicos, las caras compungidas de famosos músicos populares asustando a la gente con pérdidas de derechos, y los aprietes puerta a puerta en los barrios donde la votación de octubre había demostrado un corrimiento de votantes del FA hacia la coalición.

Queda por delante la definición de un programa sólido, de una campaña que potencie las excelentes cualidades de nuestra candidata y que, fundamentalmente, no ahorre críticas a las administraciones frenteamplistas que venimos padeciendo desde hace 30 años.

Con un Daniel Martínez sin respaldo siquiera de su propio partido, pero que asegura la continuidad de la presión impositiva, de la ciudad patas para arriba y de la verborragia de pintorescos declarantes como Di Candia y Goyeneche. Una Cosse que anticipa, con los sobrecostos del Antel Arena, el secretismo y despilfarro con que manejará los dineros del contribuyente. Y un Villar que arranca apadrinado por quien no tuvo mejor idea que difamar a sus colegas médicos, con el desprecio por los profesionales que ha caracterizado siempre al expresidente Mujica.

El adversario optó por la acumulación en tres candidaturas. Pensar que se mofaban del doble voto simultáneo, y ahora no tienen otra que echar mano a ese recurso, para mantener un equilibrio entre moderados y radicales, cada minuto más precario...

Se puede. Llegó la hora de trabajar sin descanso por un nuevo y gran cambio.

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