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La cocaína uruguaya

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Las grandes incautaciones de cocaína en suelo uruguayo que cerraron el año pasado no dan para festejar.

Esos golpes exitosos dejan la sensación de que el territorio nacional está inundado por una droga conocida como “la muerte blanca” que manejan los grandes carteles del narcotráfico en el mundo. Kilos, más kilos y toneladas de droga depositados en nuestro país, sorprenden y asustan.

Las últimas actuaciones policiales -con récords de drogas incautadas incluidos- trasmiten una convicción de impunidad por parte de estos grupos delictivos, que tal vez consideraron eterna y los llevó a aumentar y multiplicar las cantidades de sus operaciones sin ningún pudor. Les juega a favor la absoluta inexistencia de controles del Estado en sus fronteras o espacio aéreo. Entran y salen del país cuando quieren.

La primera pista de esta realidad apareció el 29 de mayo de 2019, cuando un jet privado con 600 kilos de cocaína, que había partido del Aeropuerto Internacional de Carrasco, tras hacer escala en Niza fue detenido en el aeropuerto francés de Mulhouse. Según las investigaciones, la droga, avaluada en 180 millones de dólares, llegaba para distribuirse en Suiza, Alemania y los Balcanes. Se trató de una de las incautaciones de drogas más grandes realizadas en aeropuertos europeos.

Un par de meses después, el 1 de agosto, volvieron a sonar las alarmas en el puerto de Hamburgo en Alemania, uno de los 20 más grandes del mundo, cuando se encontraron 4.500 kilos (cuatro toneladas y media) de cocaína en un contenedor que venía desde Uruguay con destino a la ciudad belga de Amberes. Fue avaluada en 1.100 millones de dólares y batió el récord anterior en ese puerto que era de 3,8 toneladas (año 2017). Por el contrabando de drogas fue imputado Martín Mutio, propietario de la empresa exportadora de granos dueña del contenedor.

En medio de estos dos megaoperativos, el 23 de junio se produjo la fuga de cárcel central del capo Italiano Rocco Morabito, uno de los líderes de la mafia calabresa o Ndrangheta (“la mafia más extendida, poderosa y peligrosa de Italia”, según El País de Madrid), conocido como el “rey de la cocaína de Milán” por su activa participación en el tráfico de la droga desde América Latina. Hasta el momento no hay información que lo vincule con estas operaciones, pero sus antecedentes y su cinematográfica evasión dan la sensación de que hay mucho más que una simple casualidad o coincidencia. Un detalle más: las tres personas que se fugaron con Morabito fueron recapturadas de inmediato. Rocco no.

Luego toca el turno a los golpes autóctonos: 854 kilos de cocaína fueron decomisados por la Brigada de Narcóticos en un chalet de Parque del Plata, un día después de que Alemania informara que detuvo en el puerto de Hamburgo los 4.500 kilos. Esos 854 kilos fueron récord en su momento, pero fue batido meses más tarde cuando el 20 de noviembre se incautaron 3.000 kilos de cocaína que llevaban un contenedor de arroz paraguayo para ser cargado en el puerto de Montevideo con destino a con destino a Cotonou, en Benin (África).

Y así llegamos al actual récord de 6.000 kilos de cocaína alcanzados en el puerto de Montevideo y en un establecimiento rural de Soriano. El propietario, Luis Murialdo Marrone, empresario sojero, colono y dueño de la firma Camelia Sociedad Agraria fue imputado por almacenamiento y exportación de estupefacientes en el grado de tentativa.

Este proceso obliga a algunas reflexiones. Se supone que los traficantes investigan los mejores lugares de salida para su negocio, seguramente por el procedimiento de prueba y error: probar una alternativa y verificar si funciona. Y ese ensayo se hace con cantidades chicas al principio para irlas aumentando a medida de que funciona. Para alcanzar las cantidades que se manejan hoy en el Uruguay da la impresión de que hace años que estas “exportaciones” se están realizando.

Otra cosa, los éxitos policiales de los últimos meses se registraron después de la sacudida en aeropuertos y puertos europeos donde se descubrieron los embarques de droga. Si esto no hubiera pasado, ¿nos habríamos enterado de lo que estaba ocurriendo en el país? Y más: ¿desde cuándo “estamos” en ese negocio? ¿Hasta dónde se ha expandido este cáncer de la droga?

Esto es gravísimo: la aparición masiva de droga en cualquier país es sinónimo de activa presencia mafiosa, crimen organizado, guerra de bandas, ajustes de cuentas, altos niveles de corrupción, miedo por doquier, vidas regaladas. A dos meses del cambio de gobierno, ¿qué herencia deja el Frente Amplio y su ministro Bonomi a Luis Lacalle Pou, a su ministro Jorge Larrañaga, a su futuro gobierno y, lo más importante, a todos los uruguayos?

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