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Las dos caras de Yamandú Orsi

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La pifió mal y feo el Intendente de Canelones, Yamandú Orsi, una de las figuras de recambio del FA y que se había caracterizado por una actitud y un idioma independientes y serios a la hora de hacer política, en contraste con la prédica obtusa que caracteriza a la mayoría de los dirigentes del FA.

Pero, la negativa de blancos y colorados de facilitar sus votos al Intendente de Canelones para aprobar un fideicomiso por US$ 80 millones para obras públicas, llevó a Orsi a adoptar un papel de víctima, a ser uno más de la barra frentista. El victimario elegido como cabeza de “un complot para liquidarlo” fue el gobierno nacional y, en especial el secretario de la Presidencia, Álvaro Delgado. Orsi hizo público un video donde expuso que se rompió el clima de “convivencia política” y señala que “la Presidencia de la República intervino directamente y presionó de manera inédita a los ediles para doblegar su voluntad. Parece que molesta que a Canelones le vaya bien y como se dice en campaña: el diablo metió la cola”.

El MPP, salió a defender a su delfín. Emitió un comunicado rechazando "la presión ejercida por parte del presidente de la República y el secretario de la Presidencia a ediles del Partido Nacional y Partido Colorado del departamento de Canelones, en relación a la votación de un fideicomiso que ya se encontraba acordado y que permitía a la Intendencia de Canelones, generar un fondo de inversión para obras por todo el departamento".

El sector de Mujica repudió “a esta forma de hacer política menor dinamitando un vínculo de convivencia política con acumulación positiva entre la intendencia, ediles y alcaldes de todos los partidos”.

No hay caso. Siempre la misma cantinela. Cuando se trata del FA y las cosas no salen como les gustaría -cualquiera será el verdadero motivo- siempre asumen el papel de mártires. Les encanta.

Pero lo que no dijo Orsi, ni el MPP de Mujica, fue que la Intendencia de Canelones tiene el récord de fideicomisos (nueve) que suponen un endeudamiento de US$ 370 millones hasta el año 2039. Lo que tampoco dijo Orsi, ni el MPP de Mujica, fue que blancos y colorados habían solicitado el apoyo del Frente Amplio para aprobar un endeudamiento por 6 millones de dólares en el departamento de Río Negro y otro por 25 millones de dólares en Rocha, que no tienen ninguna deuda anterior de ningún fideicomiso. Eran los primeros que se solicitaban para llevar adelante obras públicas, pero el Frente Amplio respondió con un rotundo y unánime NO votamos.

Es más, el intendente de Rocha, Alejo Umpiérrez (Partido Nacional) afirmó que el Frente Amplio amenazó con expulsar a sus ediles si acompañaban el fideicomiso que se puso a consideración de la Junta. Se trataba de obras en 13 localidades del departamento.

“Por conversaciones que tuve con algunos ediles -dijo el intendente de Rocha- que se encontraban propensos a hallar una solución para la salida del fideicomiso para distintas obras en trece localidades, se les había dicho que iba a pesar un Tribunal Disciplinario sobre ellos y una eventual expulsión de la fuerza política”.

Umpiérrez no salió a “llorar” ni a denunciar complots ni a acusar al diablo de andar metiendo la cola.

Orsi, ¿no sabía nada de esto o sabía y calló?

Lo que no dijo el intendente Orsi fue que el Frente Amplio se negó rotundamente a votar sendos fideicomisos muy menores y por primera vez para las intendencias de Río Negro y Rocha.

Hubo una época no muy lejana, donde Orsi analizó la derrota del FA tras 15 años de gobierno y entendió que “nosotros nos encerramos en nosotros mismos” o “no fue que perdimos porque vinieron los marcianos, sino porque el FA cerró la tranquera y quedó aislado”. Parecía que había alguien dentro de ese partido que entendía que el diálogo y cierta apertura de cabeza eran la esencia de la política o por lo menos algo muy compatible con ella. Que manejaba una sincera autocrítica. Pero, ¿cuánto duró? ¿Qué diferencia hay ahora con otros dirigentes del Frente Amplio que aspiran a hacer carrera para sustituir una generación que ya no corre?

La verdad es que no ha sido fácil para el gobierno encontrar apoyos o coincidencias con el FA desde que asumió. Ni siquiera en su lucha contra la pandemia. De pique nomás se fueron para la vereda de enfrente y empezaron a cuestionar absolutamente todo.

Pero tuvo lugar una reunión del presidente Lacalle Pou con los intendentes frenteamplistas de Montevideo, Canelones y Salto que pareció marcaba un punto de inflexión en el relacionamiento con la oposición: apareció la idea de los “jornales solidarios” y funcionó. Debería ser así y dejar los tiempos políticos para dentro de un par de años. Pero el FA y su gente, como fuerza política, no tienen interés y prefiere victimizarse.

Es su problema.

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