Desde que llegó al gobierno, al Frente Amplio no le gustan nada las Comisiones Investigadoras. Parecería que aquella llama inquisidora que lo sacudió durante años se apagó con las luminarias del poder y con el simple argumento de sus mayorías parlamentarias se encargó de bloquearlas.
Hasta que apretado por lo números de una pérdida impresionante (y la necesidad de recapitalizar porque la empresa estaba prácticamente fundida), no le quedó más remedio que aceptar la investigación en Ancap y ahora en la regasificadora porque un diputado pensante se cansó del oscurantismo en el manejo de los dineros de los contribuyentes.
Pero, no hay caso, no les gusta que se investigue qué es lo que hacen sus camaradas y en su desesperación, juegan cartas muy extrañas con el ánimo de complicar el panorama. Así, en los últimos días, aparecieron dos ejemplos claritos:
1) El expresidente de Ancap, ex miembro de su directorio, exministro de Industria y actual vicepresidente de la República Raúl Sendic se presentó ante la justicia del Crimen Organizado que estudia las denuncias surgidas de la Comisión Investigadora del Senado con un escrito que defiende su gestión. Se sabe que son unas 120 páginas pero se desconoce el contenido. Lo cierto es que parece que Sendic, con esa larga y jerárquica actuación en la función pública, no se ha dado cuenta aún que Ancap quedó tras su pasaje con 800 millones de dólares en rojo y que tuvo mil oportunidades de explicar a la opinión pública cuál había sido su responsabilidad. Y lo que dijo sobre esa pérdida y la "culpa" que haya ocurrido (que, obviamente, él no tuvo nada que ver), fue lo siguiente:
— "La evolución del precio del dólar (que empezaba tímidamente a crecer), fue determinante en el resultado" (mayo 2014), afirmó y repitió. Astori tuvo que explicarle que eso era un disparate.
—Como el déficit siguió creciendo y las preguntas también, le echó las culpas al subsidio del boleto: "Ancap transfirió para el subsidio al boleto en el área metropolitana US$ 126 millones", dijo. El presidente de Cutcsa, Juan Salgado (amigo y asesor personal del presidente Vázquez por más datos), le salió de inmediato al cruce: "en el transporte de pasajeros Ancap no invierte un solo centésimo. Sendic debería asesorarse bien o estudiar antes de poner los temas en la órbita de la opinión pública" (agosto de 2015).
—Pero no se rindió, solo cambió el verso: pocos meses después responsabilizó en pleno funcionamiento de la Investigadora a los estacioneros, por un acuerdo salarial del 2010 y 2011 (noviembre 2015) que le habría salido tremendamente caro al Ente. Sorpresa y estupor por el nuevo dislate.
En resumen, sobre las millonarias pérdidas de Ancap nunca dijo la verdad. Por el contrario, buscó excusas y echó culpas. Él y su gestión eran "buenos e inocentes". No sabemos si repitió algunos de los argumentos en su escrito o si hay nuevos y, en este caso, de quien es la culpa y por qué no los expuso en la Investigadora, que se instaló justamente para aclarar lo sucedido. ¿Aversión a las Investigadoras?
2) El informe del FA oponiéndose a que se investigue qué ha ocurrido en la regasificadora (con sus obras detenidas desde febrero de 2015) estuvo a cargo de la diputada del MPP Lucía Galán. Buena parte de su argumentación la concentró en inflamar a las organizaciones sociales defensoras de los derechos de la mujer de que el móvil del denunciante (Pablo Abdala) era su misoginia ("aversión a las mujeres" según la Real Academia), su recalcitrante "machismo", de "no poder convivir con una mujer en el poder", porque en la lista de denuncias mencionaba en reiteradas ocasiones a la ministra de Industria Carolina Cosse. ¿Qué tendrá que ver el sexo de un Secretario de Estado con su gestión y con el ocultamiento sistemático de información? ¿Acaso si fuera hombre estaríamos ante un móvil de misandria ("aversión a los varones", según la RAE)?
Lo que se busca averiguar no tiene nada que ver con el sexo, sino con la conducta de la "atacada" en este caso. Lo que ha hecho Cosse es no responder a ninguna pregunta de Abdala, porque califica de "confidencial" el contenido de sus eventuales respuestas. Y las califica ella, porque sí y ante sí. Da la impresión de que lo que hay es aversión a que se investigue lo que hacen con un dinero que no les pertenece.
Así no. La responsabilidad política tiene en la transparencia una regla de oro. Sin transparencia la democracia es un fraude, porque los ciudadanos, razón y esencia del Estado, están imposibilitados de saber qué se hace con los recursos que aportan y por qué se han gastado donde se gastaron. Y si se ignora el camino de la transparencia, no queda otro que el de la justicia penal.
EDITORIAL