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Breve historia del Antel Arena

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Con un acto encabezado por el presidente Tabaré Vázquez y la entonces ministra de Industria Carolina Cosse, se inauguró el lunes 12 de noviembre de 2018 el Antel Arena.

Un complejo polifuncional cerrado que de acuerdo a lo que se “vendía” a la población era de los más avanzados de América Latina, para espectáculos, congresos, ferias y encuentros deportivos (sobre todo el verso de la NBA), con capacidad hasta 12.000 personas. Las obras se habían iniciado el 12 de mayo de 2014 con la implosión de los restos del magnífico Cilindro Municipal (1956-2010), cuyo derrumbe nunca se supo claramente por qué sucedió.

Eran épocas de “vacas gordas” y con autoridades que creían que la bonanza había llegado para siempre.

Hoy su historia ha sido entregada por Antel a la Fiscalía (lo dijo el vicepresi- dente del ente Roberto Bouvier) para que determine si ha habido delito, porque tras meses de actuación de una audito- ría especial se han detectado varias y serias irregularidades. Un camino que ya ha empezado a transitar Gas Sayago con su famosa Regasificadora que se tragó 220 millones de dólares de los uruguayos a cambio de nada.

Antel por lo menos se ha convertido en un excelente vacunatorio en esta época de pandemia, aunque el precio parece demasiado caro para ello: 120 millones de dólares. Pero veamos algo de este proceso que quedará en manos de la Justicia.

-El monto inicial de la obra era de US$ 40 millones. Por lo menos ese fue el anuncio oficial. Pero al poco tiempo se convirtieron en US$ 57 millones, luego en US$ 80 millones y finalmente en ese precio de tres cifras millonarias. Triplicó el original.

Hoy el Antel Arena vale US$ 34 millones, tiene una deuda de US$ 47 millones con bancos de plaza y en el primer año de vida perdió US$ 2 millones.

-El 88,6% de las compras por un total de US$ 96.193.497 se realizó en la modalidad de “compras directas por excepción”. Se salteaban las licitaciones o llamados a precios y se hacían trizas las reglas competitivas y transparentes.

El Tribunal de Cuentas las observó, así como las contrataciones, y también otros gastos por no “contar con disponibilidad presupuestal”.

-Del total de adquisiciones, un 9,83% (traducido a dinero son US$ 10.677.719) se trató de compras directas negociadas con un único proveedor.

-La administración del FA en Antel, en una exhibición de su “transparencia” con los dineros públicos, había decretado la reserva de toda la documentación sobre el emprendimiento por 10 años. Cambió el gobierno y cambió el partido de gobierno y hoy va todo camino a la Fiscalía y no hay reserva que valga.

-Pero también hubo a lo largo de los años decenas de pedidos de informes de legisladores a las autoridades competentes, otros tantos a través de la ley de Acceso a la Información Pública, más tres comparecencias de Carolina Cosse al Parlamento, la primera como presidenta de Antel y las otras dos como titular de la cartera de Industria, que arrojaron siempre las mismas respuestas: “información reservada”, “confidencial”. En una palabra, nada. Todo secreto.

-La mejor descripción de lo que fue la exministra en el Poder Legislativo la hizo el entonces senador Pedro Bordaberry tras una de sus comparecencias en Cámara: “Con todo respeto debo decir que nunca vi una presentación más pobre que la que se ha hecho (hoy) en esta sala. Ya llevo varios años en la Cámara y nunca vi algo igual; nunca vi a un ministro o una ministra que llegue a este parlamento y no conteste nada. Realmente me preocupa como uruguayo, no ya como legislador, que quien está al frente del Ministerio de Industria venga con esta pobreza de respuestas a contestar al Parlamento nacional. Es algo que me impresiona.

-Eso sí, la fiestecilla de inauguración costó cerca de 200.000 dólares, una muy bonita suma que solo ha sido superada por la inauguración de la planta desulfurizadora de la Ancap de Sendic: 360.000 dólares. Se ve que les gustan las galas con platita ajena que viene del pueblo.

El país está pasando por una situación difícil. Lo dejaron con un abultado déficit, se nos vino encima una pandemia y para rematar aparecen estas cosas. Sería muy interesante que, de una vez por todas, el Estado aplique el artículo 25 de la Constitución: “Cuando el daño haya sido causado por sus funcionarios, en el ejercicio de sus funciones o en ocasión de ese ejercicio, en caso de haber obrado con culpa grave o dolo, el órgano público correspondiente podrá repetir contra ellos, lo que hubiera pagado en reparación”.

El Antel Arena y la Regasificadora parecen casos cantados. Es dinero del pueblo lo que han dilapidado, no de sus bolsillos o carteras.

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