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Batiendo el récord de Arana

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EDITORIAL

La Intendencia de Montevideo, que no logra cumplir sus deberes esenciales, abusa de los viajes al exterior pagados por los montevideanos, empezando por el intendente Daniel Martínez y su gabinete.

Es bien conocida la vocación viajera de los jerarcas del Frente Amplio. En los dos gobiernos de Tabaré Vázquez y en el de José Mujica fueron los propios presidentes quienes pusieron un freno a los periplos internacionales de ministros y subsecretarios. Tan así es que poco después de asumir su segundo mandato Vázquez firmó un severo reglamento para contener la vocación viajera de su gabinete.

Si bien el problema del exceso de viajes era con el gobierno nacional e incluso con el Parlamento, ahora se sabe que la Intendencia de Montevideo es una fuente de generación de pasajes al exterior con sus correspondientes gastos y viáticos. Viajes que, dadas sus funciones esencialmente locales, tienen menos justificación que los del Poder Ejecutivo o del Legislativo.

Así es que para sorpresa general se supo que los 14 miembros del gabinete municipal viajaron 98 veces desde que asumieron a mediados del 2015. Idéntico estupor generó la noticia de que el intendente de Montevideo, Daniel Martínez, lleva cumplidas 25 misiones oficiales. En 2016 tomó el avión 13 veces para visitar países de América y Europa, entre ellos Estados Unidos, Canadá, España, Francia Alemania e Italia. Está cerca de batir el récord de Mariano Arana, aquel adicto a recorrer el mundo con nutridas delegaciones, un hábito con el que se ganó el apodo de “Marco Polo”.

Ahora, a la vista de esos ejemplos, los subordinados de Martínez no se quedan atrás en materia de expediciones, algunas de las cuales pueden tener explicación en tanto otras resultan superfluas para una comuna siempre hambrienta de fondos. Por ejemplo, la directora de Desarrollo Sostenible, dirección creada por Martínez hace un año y medio sin que sus cometidos parezcan esenciales para los montevideanos, en 18 meses hizo las valijas 11 veces en giras por América Latina y Europa.

Del mismo modo cuesta entender la razón de los desplazamientos de la directora de Desarrollo Social, Fabiana Goyeneche, en sus recorridos por Colombia, Estados Unidos, México, España y Suiza. En este último caso participó en una reunión de la Red de Sistema de Monitoreo de Recomendaciones (Simore) sobre Derechos Humanos. Llama la atención que tratándose de una red de comunicaciones en línea, sus miembros no usen las teleconferencias y necesiten verse las caras personalmente en Ginebra.

La palma se la lleva, por supuesto, el director de Relaciones Internacionales, algo así como el canciller municipal, quien salió del país en 45 ocasiones desde 2015 hasta la fecha. Este año ya viajó a Barcelona, Atenas y Madrid, pero anteriormente había estado en destinos tan diversos como China, Bélgica, Andorra, Estados Unidos y Canadá, entre otros. En este como en otros casos, llama la atención que gente de izquierda que suele exhibir posturas antiimperialistas tengan tanta propensión a viajar a Estados Unidos.

Hecha esta somera reseña que haría las delicias de cualquier agencia de viajes, cabe preguntarse cuál es la utilidad de esas giras y de qué le sirven al ciudadano capitalino que quiere vivir con menos basura en la vía pública, con calles más limpias y seguras, con un tránsito más ordenado y un mejor cuidado de parques y plazas públicas. Son las funciones elementales de la intendencia que no se cumplen viajando al exterior.

Por poner un ejemplo, cuál es la utilidad del viaje que en estos días emprenderá la directora de la Unidad Montevideo Rural, María Andreoni, al 2º Simposio Internacional de Agricultura a realizarse en Roma. ¿En qué se beneficiará el montevideano de esta excursión a la FAO que concretará la directora? Sería bueno saberlo.

Nadie pide que los jerarcas municipales renuncien a salir al exterior. Al contrario, es bueno que se abran al mundo y conozcan realidades y experiencias que se ejecutan en otras capitales. Aparte, hay ciertas obligaciones internacionales que deben cumplirse habida cuenta de la proliferación de organismos y reuniones en los cuales el país debe estar representado. El problema de Martínez y su elenco es que su propensión a subirse al avión es demasiado exagerada, por lo que necesita un freno.

Montevideo tiene demasiados problemas sin resolver como para pasar por alto esta situación. Los vecinos pagan cada vez más impuestos sin que vean obras relevantes que modernicen el perfil de la ciudad. Peor aún, sin que obligaciones tan elementales como levantar la basura, cuidar de calles y aceras, y ordenar el tránsito, estén bien cumplidas. En todo eso hay que invertir más fondos antes que pagar pasajes y viáticos a Ginebra, Atenas o Andorra con la plata de los montevideanos.

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