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Apertura chilena y freno frenteamplista

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EDITORIAL

Cuando este gobierno de izquierda dice que el mundo está en crisis y las economías se cierran, hay que saber que eso no es así. El que está cerrado a entender cómo funciona el comercio mundial es el Frente Amplio. Y perjudica a todo el país.

A fines de 2016 hubo dos episodios importantes para nuestro escenario internacional: el triunfo de Trump en Estados Unidos y la firma de un tratado de libre comercio Chile-Uruguay.

Una de las primeras señales comerciales de la presidencia de Trump fue retirarse del acuerdo de asociación transpacífico (TPP por sus siglas en inglés). Se trataba de un acuerdo de apertura comercial que figuraba dentro de las principales prioridades de la Administración del anterior presidente Obama y que Trump entendía que perjudicaba los intereses de su país. Muchos analistas creyeron entonces que ese tratado perdía su razón de ser, ya que la principal potencia mundial, que lo había promocionado, lo dejaba caer.

Sin embargo, los principales países vinculados a esa iniciativa siguieron negociando. Fue así que hace algunos días se terminó por firmar en Santiago de Chile el llamado tratado integral y progresista de asociación transpacífico (Cptpp por sus siglas en inglés) por parte de Australia, Brunéi, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam. En conjunto representan el 15% del comercio mundial. Como bien explicara en nuestro suplemento "Economía y Mercado" Felipe Lopeandía, funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, se trata de una fuerte señal política: en tiempos internacionales difíciles, este acuerdo ratifica el compromiso con el libre comercio y la integración.

Chile en particular se beneficia ampliamente de esta mayor apertura. Lopeandía señaló, por ejemplo, que en el caso del intercambio con Japón, Chile mejorará "la situación para unos 900 productos. Fundamentalmente carne de cerdo, ave, lácteos, algunos cítricos, que mejorarán sustantivamente. Estamos hablando de productos que en algunos casos tienen sobretasas de entre 40 y 50% y que verán bajar dramáticamente esos aranceles con este acuerdo".

Así las cosas, en un período de algo más de un año, once países con intereses distintos lograron sobreponerse a un cambio fundamental en la política exterior de la principal potencia del mundo y avanzaron en la búsqueda del libre comercio. En sentido exactamente opuesto, en el mismo período de tiempo, el gobierno uruguayo no ha logrado ratificar en el Parlamento el acuerdo comercial que firmó con Chile.

Como bien ha señalado el canciller Nin, esta injustificable demora pone en juego la reputación de Uruguay, ya que no es posible que un país trabaje para firmar acuerdos y que luego ellos duerman en su Parlamento. Llegará un momento, agregó Nin con razón, que los demás países se preguntarán si valdrá la pena sentarse a negociar con Uruguay, ya que en definitiva, no se muestra real interés en obtener resultados para la apertura de mercados.

Lo que omite señalar el canciller, y es empero conocido por todos, es que el gobierno hace medio año ya que podría haber ratificado este acuerdo en el Parlamento. En efecto, el Partido Nacional ofreció sus votos para un rápido tratamiento y apoyo a la gestión del Ejecutivo en su negociación con Chile. Sin embargo, el gobierno ha preferido esperar los tiempos de análisis del Frente Amplio que, según ha trascendido, recién a fines de abril decidiría internamente si está dispuesto a votar lo que negoció y firmó el presidente Vázquez junto a la presidente chilena Bachelet, también de izquierda, en octubre de 2016.

La realidad nos muestra así que el mundo va a una velocidad y el Frente Amplio va a otra. Por un lado, tenemos la rápida negociación y firma de un Cptpp que entrará en vigencia muy pronto, luego de que se ratifique por parte de la mitad de los países participantes. Por otro lado, existe un acuerdo bilateral sobre el cual el Frente Amplio demora cerca de 20 meses para siquiera tomar la decisión de ratificarlo, con un presidente Vázquez que prefiere aceptar esa increíble tardanza antes que consentir a la propuesta de la oposición para avanzar más rápido.

No hay que ser un genio para adivinar quiénes han sido mejores candidatos para recibir más inversiones y para ampliar mercados y colocar sus producciones en Asia en todo este tiempo: obviamente, han sido los empresarios chilenos antes que los uruguayos, ya que la política exterior chilena es efectivamente una ayuda para los productores de su país.

Cuando este gobierno de izquierda dice que el mundo está en crisis y las economías se cierran, hay que saber que eso no es así. El que está cerrado a entender cómo funciona el comercio mundial es el Frente Amplio. Y perjudica a todo el país.

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