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¿Qué añora de 2019?

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La campaña de oposición radicalizada que lleva adelante el Frente Amplio (FA) tiene a su presidente como principal protagonista. Y uno de los temas en los que hizo recientemente foco es en la inseguridad.

Pereira descerrajó su frase sin pudor ninguno: “la gente hoy debe añorar vivir en 2019”. El contexto es el preocupante aumento de homicidios ocurridos en los últimos días. Y la comparación del presidente del FA es de un cinismo que deja helado a cualquiera que conozca lo que realmente ha ocurrido en el país en materia de inseguridad, porque la verdad es que nadie puede negar que las cifras son hoy mejores que en 2019.

Datos matan relato, y es muy importante entonces mostrar los datos de años completos de forma de tener claro de qué estamos hablando: en cifras redondas, en 2019 las denuncias por hurtos fueron 140.000, contra 112.000 en 2021; y las rapiñas fueron cerca de más de 30.000 en 2019, contra unas 25.000 en 2021. ¿Cómo no ver allí una baja sustancial de los delitos? ¿Cómo no darse cuenta de que se está ahora en el buen camino, ya que tanto en 2020 como en 2021 se quebró una tendencia al aumento de los delitos que se había extendido prácticamente a lo largo de los quince años de gobiernos del FA?

Pero lo más importante y que refiere específicamente a lo que expresó Pereira, son los datos de homicidios. En 2019 se llegó a la pavorosa cifra de 393 homicidios en total, y en 2021 se bajó a 300 homicidios. ¿Cómo afirmar entonces que la gente “debe añorar” vivir en 2019 por estas cifras concretas de homicidios?

Es innegable que la ola de homicidios actual es gravísima, y que si se anualiza lo que ha ocurrido en este mes la buena evolución corroborada en 2020 y en 2021 estaría en entredicho. Sin embargo, también es innegable que el gobierno tiene clara consciencia de la situación y que, incluso hoy en día y con esta degradación, aún no estamos en los peores guarismos de toda nuestra historia reciente que fueron, justamente, los que se verificaron en el año 2019.

Aquí hay dos posibilidades. Ya sea que Pereira no conoce realmente los datos de inseguridad, es decir que ocupa un lugar preponderante en el sistema político, pero no está a la altura de la seriedad que impone un debate sobre estos asuntos. Es una tesis verosímil cuando se recuerda, por ejemplo, que presentó en plena campaña de referéndum por la ley de urgente consideración un conjunto de denuncias por malos tratos policiales que, en realidad, no eran tales.

En definitiva, Fernando Pereira o muestra desconocer los datos más elementales sobre la evolución de la inseguridad o miente a sabiendas respecto de la situación de 2019.

O ya sea que Pereira conoce bien las cifras oficiales, como debe ser para cualquiera que ocupe su lugar institucional. Pero, en esta hipótesis, la conclusión es mucho más grave políticamente, ya que estaríamos entonces asistiendo a una campaña de mentiras y exageraciones deliberada por parte del presidente del FA.

Al mismo tiempo que muestra una incompetencia feroz en el manejo de la información sobre inseguridad ciudadana, o que miente descaradamente sobre los datos de la realidad, Pereira plantea a la opinión pública que hay temas que deberían “ser parte de políticas de Estado”, como este de la seguridad. Y entiende por ello que el FA debiera de ser tenido en cuenta en la implementación de las soluciones gubernativas sobre este asunto.

En definitiva, el presidente del FA, que o muestra ser alguien que desconoce los datos más elementales de la evolución de la inseguridad o alguien que miente a sabiendas sobre la situación de 2019, pretende que un gobierno que fue electo para cambiar las políticas que llevó adelante el FA por quince años, deje de lado sus políticas y co-gobierne con la izquierda. Es decir, que se cambie un rumbo cuyos resultados fueron mejores tanto en 2020 como en 2021, para adherir a las propuestas de una fuerza política cuyo presidente dice que “la gente hoy debe añorar vivir en 2019”.

El FA lleva adelante una campaña feroz de oposición. No da tregua ni respiro porque en realidad no acepta lo ocurrido en 2019 en las urnas, es decir, su clara y contundente derrota que, por cierto, fue ratificada en 2020 en las elecciones municipales y también acaba de ocurrir en el referéndum de marzo. Esa campaña feroz es tan irresponsable que tiene al presidente del FA declarando mentiras o directamente mostrando sin pudor alguno desconocer radicalmente la verdadera evolución de la inseguridad en el país.

Solo un cinismo abisal o una profunda ignorancia pueden estar detrás de la afirmación de que “la gente hoy debe añorar vivir en 2019” en materia de inseguridad. Es un ejemplo de la madera de la que está hecha la oposición frenteamplista.

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