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Análisis sesgado de Brasil

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Editorial

El problema con estos análisis es que no solamente se centran en detallecitos discutibles, sino que sobre todo omiten lo más grave: la corrupción feroz del PT.

El triunfo de Bolsonaro en Brasil ha sido un terremoto político para toda la región. Para entenderlo bien, para explicar sus motivos y desgranar sus consecuencias, se precisan análisis inteligentes que vayan más allá de las frases hechas e ideologizadas izquierdistas de siempre. Infelizmente, una vez más, muchas opiniones de expertos en ciencias sociales no han estado a la altura del desafío.

¿Qué es lo que rompe los ojos en Brasil y que posibilitó el triunfo de Bolsonaro? El hartazgo ciudadano de la corrupción generalizada de los gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT) que terminaron con sus principales dirigentes en prisión. Fue un cansancio que se verificó en todo el mundo urbano más moderno e informado. Además, el pueblo se vio defraudado por un mal manejo en el tramo final de las administraciones de Roussef, que terminaron menguando radicalmente el crecimiento, aumentando el gasto público y poniendo en jaque equilibrios macroeconómicos claves para asegurar el desarrollo de largo plazo.

En este marco general evidente, se puede poner un acento analítico muy menor en tal o cual táctica partidaria: que si la derecha clásica se vio sorprendida por Bolsonaro, o que si el PT podría haber concurrido a las elecciones con acuerdos interpartidarios más amplios en la izquierda y sin dar tanto protagonismo a los comunistas en su fórmula presidencial, etc.

Fue precisamente eso lo que hicieron nuestros expertos en ciencias sociales: señalaron, por ejemplo, que la derecha brasileña se equivocó al destituir a Roussef y que la agenda de Temer fue impopular, como si quitar a un presidente que viola la ley fuera algo optativo, o como si llevar adelante una política macroeconómica que evite que el país se termine de hundir fuera algo sobre lo que se pudiera especular.

El problema con estos análisis es que no solamente se centran en detallecitos discutibles, sino que sobre todo omiten lo más grave: la corrupción feroz del PT. Y es una pena, sobre todo cuando el Frente Amplio, con quien por lo general además comulgan en secreto estos analistas, ha relativizado cualquier responsabilidad de su socio izquierdista brasileño, por aquello de que “si es de izquierda no es corrupto”. En este contexto entonces, si hay algo sobre lo que un análisis de ciencias sociales debe ocuparse, es en hacer hincapié en lo más importante y que tanto disimula el oficialismo.

Lo mismo ocurre con el afán con el que ahora describen la polarización que representa el discurso de Bolsonaro que, insisten, destruye la convivencia democrática. Para los análisis propios de Tota y Porota esta polarización parece que se despertó con Bolsonaro, y que bajo los gobiernos del PT todo era armonía y ondas de paz y amor.

En realidad, se omite algo fundamental: la polarización que genera Bolsonaro sin duda existe, pero cualquiera que conozca algo de la política brasileña sabe que se trata de una respuesta agravada a la polarización que generaron durante años los líderes del PT.

Así lo definió, por ejemplo, alguien que no se puede decir que sea de derecha: el ex -presidente Fernando Henrique Cardoso. En Brasil se generó una cultura de polarización entre buenos y malos, “en el caso del PT de manera deliberada. No es que entre los votantes del PSDB (su partido) no haya gente que disemina, con señales invertidas, el mismo tipo de discurso prejuicioso.

La gran diferencia es que los líderes del PSDB no lo hacen, mientras que los del PT son los primeros en hacerlo, empezando por el propio Lula”. En el campo de la cultura brasileña, el gran artista Lobão declaraba hacia 2014, en pleno gobierno de Roussef, que “lo que está pasando aquí en Brasil es un clima de odio en la sociedad. Nunca participé en mi vida en un momento en que hubiera tanto odio en la sociedad.

Hay una patrulla terrible, no se pueden decir algunas cosas. Desde que yo empecé a criticar al gobierno, nunca reconocen un error, toda crítica es un agravio para ellos. Yo creo que estamos en un clima de guerra civil”. Y agregó: “si sos artista en Brasil y no sos de izquierda, estás muerto, sos un paria, no tenés derecho a emitir opinión”.

Lo ocurrido en Brasil es muy importante. Para analizarlo bien, se precisa no ocultar lo esencial ni repetir tonterías ideologizadas y simplistas. Precisamos por tanto que los análisis vayan más allá del habitual chismorreo de vereda de Totas y Porotas, ese que busca siempre exculpar a la izquierda de los problemas generados en sus gobiernos. Infelizmente, estamos muy lejos de análisis de calidad.

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