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¿A dónde va América Latina?

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La visita de Mario Vargas Llosa a Uruguay de la semana pasada sigue despertando debates en nuestro país y más allá.

La conferencia titulada “Uruguay: ¿una excepción en la región?” Organizada por el Centro de Estudios para el Desarrollo fue recogida por diversos medios internacionales a lo ancho del mundo, como The Guardian del Reino Unido o El País de España, entre otros. Es que los comentarios sobre la realidad internacional del Premio Nobel de Literatura son valientes y contundentes, como para no dejar a nadie indiferente.

En la conferencia realizada el pasado miércoles en Sofitel y transmitida en vivo por la web de nuestro diario, Mario Vargas Llosa realizó un minucioso análisis de la región, país por país, describiendo el panorama desolador que todos estamos presenciando.

En efecto, pocos países del continente se están salvando de lo que parece ser una segunda ola progresista de inferior calidad que la primera y mayor capacidad de daño.

México se encuentra gobernado por un presidente populista de alta popularidad hasta el momento, que está haciendo retroceder a pasos agigantados a ese gran país de nuestro continente. Indudablemente, como señaló Vargas Llosa, los mexicanos votaron mal y ahora el país va por el mal camino. Cabría agregar que las consecuencias aún no son plenamente visibles, pero lo serán en un futuro no muy lejano.

Bolsonaro dista de ser un gobernante ideal pero no luce peor que la alternativa de un Lula que defiende a Rusia en la guerra que emprendió frente a Ucrania y apuntala dictaduras y gobiernos corruptos en el continente.

Dejando los casos patológicos de Venezuela, Cuba y Nicaragua, en dónde nadie de buena fe puede negar que existen feroces dictaduras criminales y liberticidas, los otros casos continentales en que vale la pena detenerse se encuentran más al sur. En el caso de su país, Perú, apuntó directamente contra el polémico presidente Castillos: “¿Han sentido la vergüenza que he sentido yo escuchándolo? ¿Es eso un presidente de un país moderno? Es una vergüenza y yo, como peruano, lo reconozco inmediatamente. No podemos tener presidentes así y pensar en el progreso.”

Los papelones continuos del mandatario peruano parecen avalar, ciertamente, los comentarios de nuestro visitante ilustre.

Uno de los aspectos de la charla de Vargas Llosa que fue más destacado por los medios internacionales, y se ganó las primeras planas en varios periódicos brasileros de primera línea, fue su definición sobre las próximas elecciones presidenciales. “Las payasadas de Bolsonaro son muy difíciles de admitir para un liberal. Ahora, entre Bolsonaro y Lula, yo prefiero a Bolsonaro.” sentenció Vargas Llosa.

Esta posición, por impopular que pueda resultar por cierto enamoramiento europeo lejano a la realidad que existe sobre la decadente figura de Lula, no debería resultar tan extravagante. Bolsonaro ciertamente ha tenido posiciones difíciles de digerir para un liberal, pero su Ministro de Economía, Paulo Guedes, ha sido notablemente exitoso en una serie re reformas de gran porte respecto a las empresas públicas, la desregulación de mercados y la apertura de la economía.

Bolsonaro dista de ser un gobernante ideal pero no luce peor que la alternativa de un Lula que defiende a Rusia en la guerra que emprendió frente a Ucrania y apuntala dictaduras y gobiernos corruptos en el continente.

Respecto a nuestro otro vecino no fue más complaciente: “Es muy difícil entender el romanticismo que hay en Argentina con el peronismo, que ha sido la fuente de todos sus males”, acertó en señalar. El derrotero de la hermana república ciertamente no alumbra ninguna esperanza hasta el posible cambio político que puede generarse en las próximas elecciones.

Luego de pintar un panorama francamente desolador, apuntando que es clave lo que sucederá en las elecciones en Brasil y Colombia, llegó a nuestro país. “Es un país sosegado, tranquilo, donde las leyes funcionan, los gobiernos trabajan por la mayoría. Es el ejemplo que hay que seguir, el ejemplo que debemos seguir en América Latina” describió el Nobel. Vargas Llosa efectivamente concluyó que Uruguay es una excepción en la región, que tiene una institucionalidad y un sistema de partidos ejemplar y un gobierno que lo conduce en la dirección acertada. Este diagnóstico ciertamente nos llena de orgullo, pero al mismo tiempo debería preocuparnos por el entorno.

Uruguay ha logrado atravesar la pandemia en libertad, ha escogido una estrategia acertada desde el punto de vista sanitario, económico y social, y está avanzando en una importante agenda de reformas fundamentales. Al mismo tiempo el continente preocupa, la suerte que está corriendo Argentina y Chile y la que pueden correr Brasil y Colombia a partir de sus próximas elecciones nos llama a estar atentos.

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