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Actitud antipatriótica

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Que el Frente Amplio ha tenido una actitud antipatriótica desde marzo de 2020 es algo que a esta altura del partido no amerita mayor controversia. Sus acciones hablan claramente por sí mismas.

Desafió la estrategia de la libertad responsable frente a la pandemia pidiendo en documentos oficiales y por voz del expresidente Vázquez la cuarentena obligatoria, organizó una caceroleada por las dudas contra el gobierno a los pocos días de declarada la emergencia sanitaria.

Entiéndase bien, que el principal partido de oposición tenga una actitud combativa con la Coalición Republicana gobernante es por demás razonable y está dentro de las reglas del juego democrático.

Ahora bien, cuando eso se exacerba hasta el punto de que no se tienen miramientos y se llega a hacerle daño al país con tal de intentar pegarle al gobierno, nos encontramos ante una deriva peligrosa.

Por si le faltaran más cuentas al collar, por estos días cobró notoriedad en todos los medios una opaca figura del Frente Amplio dispuesto a complicarle la vida a nuestro país en cuanto a su posicionamiento firme y claro respecto a la invasión de Rusia a Ucrania. En efecto, Uruguay ha tenido una actitud muy clara de condena en todos los términos de la acción llevada adelante por el régimen ruso frente a su vecino. Iniciar una guerra de sometimiento en pleno siglo XXI en que no puede esgrimirse ningún tipo de justificación o atenuante, es sencillamente un acto criminal.

La presencia de un dirigente del Frente Amplio legitimando una invasión de sometimiento en pleno siglo XXI, es una mancha que afecta a todo el Uruguay.

¿Cómo se las arregló el Frente Amplio para complicar al gobierno también con este tema? Pues enviando a un representante a legitimar la invasión rusa, aunque luego quiso sacar la pata del laso diciendo que fue a título personal, lo cuál es claramente falso dado que sigue siendo integrante de su Comisión de Asuntos Internacionales.

Para desautorizarlo deberían expulsarlo de esa Comisión, de lo contrario, en una misión internacional está representando al organismo vinculado a asuntos internacionales que integra.

Vale recordar que este dirigente tiene antecedentes de antisemitismo, cuando atacó hace unos años a periodistas judíos en redes sociales, amén de su defensa de regímenes antidemocráticos, en consonancia con la posición que tiene su fuerza política.

Lo cierto es que gracias al viaje que realizó el Sr. Hagobian para legitimar la invasión rusa participando del supuesto referéndum que pretende realizar el régimen de Moscú, el propio gobierno de Ucrania reaccionó contra el gobierno uruguayo. Como informó ayer nuestro diario: “El gobierno ucraniano advirtió que representantes de ocho países, entre los que incluye a Uruguay, “están participando de un crimen colectivo” por su observación en el referéndum que se lleva a cabo en regiones ocupadas del este y el sur de Ucrania respecto a su anexión con Rusia, según señaló el sitio web del Ministerio de Reintegración de los Territorios Temporalmente Ocupados de Ucrania. En definitiva, se refirió a la presencia allí de Sebastián Hagobian, miembro de la Comisión de Asuntos Internacionales del Frente Amplio.”

No parece sensato para una fuerza que pretende volver a gobernar Uruguay tener como uno de sus referentes en materia internacional a una persona que legitima la guerra, pero allá ese partido con sus problemas internos. Lo importante es que le están haciendo un daño gratuito al país en materia internacional, involucrándonos en procesos criminales y exponiéndonos a una condena internacional injusta.

Si el dirigente en cuestión está de licencia o no en su “trabajo” en la Intendencia de Montevideo poco importa, lo cierto es que finalmente con la actitud de defensa personal que toman con él Cosse manteniéndolo en su “función” en la Intendencia y Fernando Pereira ratificándolo como miembro de la Comisión de Asuntos Internacionales del Frente Amplio, explícitamente lo respaldan.

A esta altura del partido los uruguayos -los de todos los partidos- deberíamos haber aprendido que no todo vale para hacer política.

Ya bastante daño le hizo al país la izquierda con la violencia armada que desató en los sesenta en pleno colegiado blanco y luego con su obstruccionismo feroz a todo lo que atentara contra el statu quo corporativista desde la recuperación democrática.

Realizar acciones en materia internacional que atentan contra nuestro país ya es un límite que sobrepasa lo aceptable y merece una condena unánime de todo uruguayo que se considere como tal.

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