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¡Yo me la doy!

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@|Finalmente, el gobierno parecería haber calmado las aguas con los anuncios de la compra de las vacunas y sobre todo, opositores ideológicos incansables, civiles y políticos, se van quedando casi sin argumentos de crítica por la calificada elección de las elegidas.

Con este panorama, al permitir el Gobierno que su inoculación sea voluntaria, igualmente aparecen ignotos ciudadanos creyéndose genios visionarios, saliendo de su anonimato a expresar en las redes su rechazo a la vacuna, sea cual sea, la que le toque recibir.

Lamentable actitud…

La sabiduría que me han dado mis aún lúcidos 82 años de vida, me permite expresar con total objetividad, que ha llegado el momento de pasar, en la lucha desigual contra la pandemia, de “atacados a atacantes, de agredidos a agresores”.

Ya no caben dudas o cavilaciones en cuanto a recibir la vacuna, puesto que quienes aceptemos la inoculación estaremos atacando la pandemia; asegurando a nuestros semejantes haber salido de la lista roja en que hoy estamos todos, dejando de ser ciudadanos de riesgo para los demás.

Eso es empatía ciudadana, algo muy distinto a la egoísta individualidad que hoy domina el mundo. No es momento de enfrentamientos ideológicos buscando protagonismo.

Vacunarnos, además, nos permitirá retomar con los protocolos que nos indiquen; olvidadas rutinas de vida, hasta hoy, inalcanzables.

Si tu errónea decisión es no dártela, hazlo, pero no lo promuevas. Quizás el azar decida que no seas atacado por el Covid-19, pero seguirás estando en la lista roja, constituyendo un peligro latente para la sociedad, familiares, amigos y colegas de trabajo.

Yo me la doy, mi esposa también, mis 5 hijos se la darán y mis nietos también; propiciando en pocos meses la tan esperada inmunidad de rebaño, construida entre todos, como debe ser. Hoy más que nunca, en una sociedad civilizada, respetuosa y solidaria.

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