@|Muchos uruguayos estamos cansados de lo que nos han deparado los gobernantes de estos últimos quinquenios del nuevo Siglo XXI y deseamos un país distinto al que nos han llevado a vivir.
Las grandes líneas de pensamiento podrían pasar por:
i) Dejar de lado posturas ideológicas intransigentes y defensa de posiciones de partidos políticos para pensar en el desarrollo y en el bienestar de la gente. No se ha contemplado el país del futuro sino básicamente los intereses asociados a conservar el poder.
ii) Queremos gobernantes que estén capacitados para dirigir las políticas públicas generales (sociales, económicas, humanistas, etc.) en vías del progreso general y no “amigos desocupados” o “camaradas” con los que se tienen “compromisos”.
iii) Es imprescindible tomar acciones que permitan gozar de seguridad, salud, educación, cobertura de necesidades básicas a todos los individuos, pero no como una “dádiva” de “plan social” sino como consecuencia del fomento de las oportunidades, del esfuerzo personal y colectivo, de objetivos comunes claramente definidos y consensuados. Hay que “igualar hacia arriba”.
iv) Se debe procurar que “los mejores” o los “más capacitados” estén dispuestos a acercarse al compromiso político directo, para terminar con la larga nómina de improvisados e incompetentes.
v) Se necesita definir políticas de desarrollo de mediano y largo plazo, apartándose de improvisaciones permanentes en todos los terrenos de ejecución socioeconómica, generando equipos de trabajo como los que existieron en la segunda mitad del Siglo XX.