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En Venezuela

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Guerra económica, bloqueo o burda ineficiencia

@| Hace algunos días, hablando sobre la crisis de mi país, o mejor dicho, contándola como pregonera al que quiera oírla, un uruguayo me señalaba que era comprensible dado el bloqueo económico que tiene mi país. Luego, en twitter, leí un comentario que partía de la misma aseveración.
Me quedé preocupada. No puede ser que, ante la imposibilidad de negar la crisis en mi país, algunos sectores con afinidad ideológica o con simple desconocimiento de la compleja crisis venezolana, opten por la victimización de sus autores, exonerándolos de culpa, adjudicándola al “bloqueo” o la “guerra económica” tan mentada por Maduro.

Me pareció oportuno usar este espacio para aclarar que, Venezuela tiene un férreo control cambiario desde hace más de 15 años, el cual dio creación a órganos estatales destinados a asignar divisas necesarias para la importación y para la dinámica económica. Cada asignación de divisas pasa por el filtro estatal y este, es cada vez más y más estrecho. Ello ha dado lugar a mercados negros, corrupción y fuentes de enriquecimiento ilícito. Hoy existen diversas bandas cambiarias, que en la práctica mantiene todo igual, sólo el gobierno decide quién y a cuantos dólares se puede acceder (de esto no escapan laboratorios farmacéuticos ni rubros de primera necesidad), es allí donde hay que buscar la génesis de la escasez, no hay insumos ni medicinas porque no hay manera de importarlos, ni modo de obtener en muchos casos materias primas para producirlos.

No hace falta ser un erudito en economía para preguntarse si el gobierno venezolano no ha pensado en eliminar el control de cambio para acabar de un plumazo con la fuente de corrupción y desviaciones. La respuesta la dio Aristóbulo Isturíz en diciembre de 2016 (para entonces vicepresidente) anunciando que el control de cambio empleado en Venezuela en lugar de ser una medida económica es aplicado como una medida política, dando por entendido que esta no sería revertida.

Las expropiaciones e intervenciones de empresas privadas no han parado desde los tiempos de Chávez. De hecho, recientemente se intervino uno de los principales bancos privados del país (de los pocos que quedaban) Con ello solo afectaron el aparato productivo y destruyeron la confianza de los inversores y empresarios. Ante el riesgo, muchos cerraron, dejando cientos de personas sin laburo. Frente a la inflación, la medida fue congelar los precios, así, cada vez más y más productos quedaron atrapados en un “precio justo” aplicando severas sanciones a quienes expendieran los productos regulados fuera del precio establecido. Pronto el costo de producción superó el precio de venta fijado y el resultado ya pueden imaginarlo, más empresas cerradas y unos cuantos comerciantes sancionados. Las expropiaciones a fundos productivos nos dejaron mártires como Franklin Brito, que murió en huelga de hambre por una chacra que hoy, se encuentra aparentemente improductiva y tragada por la maleza.

Luego, con la hecatombe política han llegado sanciones de diversos países y de la Comunidad Europea, sanciones que desde el gobierno venezolano y sus adeptos, se satanizan y se señalan como agravios al pueblo venezolano, pero lo cierto es que, esas sanciones únicamente han sido dirigidas nominalmente, a altos funcionarios gubernamentales, y no al país, al que por cierto, se le sigue comprando y pagando el petróleo.

Entonces, ¿existe un bloqueo, una guerra económica o una nefasta gestión extendida por demasiado tiempo? Saquen sus propias conclusiones.

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