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La vaca con tristeza

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@|Hechos, situaciones comprobables se suceden donde antes no existían, haciendo mella en la sociedad uruguaya. Luego de más de una década de beneficios venidos del trabajo de la gente y como era de esperar, proveniente del campo, ahora, desaparecieron. 

Haciendo un balance entre “lo de antes” y “lo de ahora”, la impronta sobre bienes materiales y resultados sobre la persona (calidad humana, cambios culturales, intelectualidad, desarrollo a futuro), vemos que el crecimiento, hoy, es decir obras que impacten fuertemente a futuro, no hubo, solo especulaciones y gastos sin soluciones. ¿Dónde se fue esa masa de dinero y tiempo gastados?

La relación humana en la población sucumbió, a nivel de espectáculo de circo de épocas pretéritas, donde la vida humana valía un pito. Sí han ocurrido cambios culturales, pero negativos, ya que la enseñanza cayó y los niveles de deformación son increíbles. Permite encontrar en el siglo XXI personas analfabetas o con un nivel de entendimiento que semejan cavernícolas. Consecuentemente la suciedad ahoga la población, índices de la destrucción social.

El nivel de apego y comprensión a la lectura se esfumó. Por ello, en la escala formativa seguimos en la misma situación y peor, instaurado un mecanismo de destrucción del desarrollo intelectual.

El señor dinero (del pueblo) desapareció, en nombre de… no se sabe. Vemos crecer seres y sociedades que es dable comparar con ciertas producciones fílmicas de terror y caos, donde la muerte es señora y el logro vital.

Ese es el Uruguay de hoy, dando vueltas y vueltas sobre qué hacer con sujetos irrecuperables; aceptando las muertes (asesinatos) en la calle o donde uno se imagine, protegidos los victimarios por beneficios que hacen que los energúmenos no sean puestos donde deban estar y hacer algo por recuperarlos, una solución, como hay en otros lugares planetarios.

Se completó con un mundo de sanguijuelas con mando. Creciendo la drogadicción y lo que la rodea, fomentándola. Más la protección y remuneración a una población que no trabaja, mediante artimañas llamadas “sociales” que sabemos no tienen esa finalidad. Es decir, estamos viviendo una estrategia del poder.

Antiguamente para captar votos se entregaban a cambio cargos públicos o ventajas de diversa índole (que todo lo paga el pueblo). Ahora, beneficios sociales en detrimento del trabajo, ¡sin contrapartida alguna!

El razonamiento concluye que está corrompido el sistema y la maquinaria apunta a seguir en el mismo tenor. El hecho, un país como Uruguay si no atina al cambio, con una economía atada a los productos básicos sin valor agregado, sin creación de fuentes laborales, ni abordar nuevas tecnologías, sólo quedan momentos muy negros ya que nadie en el vecindario dará una mano. Llegará el momento que la vaca anémica se va a morir y entonces…

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