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UPM 2 y las críticas

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@| ¿Palos en la rueda? La nota de mi autoría que publicó Ecos de El País el domingo 28, sobre UPM y la negociación, ha generado algunos comentarios elogiosos y otros de crítica sumamente ácida imputándome la intención de poner palos en la rueda al desarrollo nacional e incluso, algunos, hicieron referencia a mis duros planteos a la viabilidad del puerto de aguas profundas y al de la regasificadora para avalar sus comentarios.

Nada de eso, estoy totalmente a favor de las inversiones extranjeras y en que se lleven a cabo obras importantes de infraestructura. Pero al mismo tiempo, estoy totalmente en contra de negociaciones que no le ofrecen a nuestro país las debidas y equitativas garantías y el que se proyecten y realicen emprendimientos inviables. El acuerdo con Botnia (actualmente UPM) llevado a cabo por el gobierno del Presidente Dr. Jorge Batlle fue razonable, equitativo y con garantías para las dos partes y resultó un buen negocio tanto para los inversores como para nuestro país. Entonces, cabe preguntarse: ¿por qué a UPM 2 es necesario brindarle enormes facilidades que no se le dieron a Botnia, e incluso el derecho a terminar el contrato sin indemnización de clase alguna, cuando le cante y bastando un preaviso de un año?

Se ha afirmado que UPM 2 nunca va abandonar ese emprendimiento, por lo que no aplicaría la cláusula 4.2.2.2 del Contrato complementario y entonces si es así: “¿por qué se incluyó la misma? Se insiste en ese planteo como si la hipótesis fuese totalmente imposible y yo pregunto”: ¿Las autoridades previeron que la empresa minera Zamin Ferrous, con su proyecto Aratirí, que estaba dirigido por uno de los principales técnicos del Frente Amplio, el Ingeniero Fernando Puntigliano, se iba a ir del país y que posteriormente, le iba a promover a la República Oriental del Uruguay un juicio reclamando US$ 3.536 millones de dólares? ¿Este gobierno previó que Petrobras iba a abandonar a Montevideo Gas y Conecta?

En cuanto al bochornoso fracaso del puerto de aguas profundas de Rocha y el de la regasificadora, ello no se debió a las críticas que algunos realizamos a esos emprendimientos. Se debió a los funcionarios que, sin los estudios necesarios, festinadamente, promovieron esos proyectos que eran claramente inviables y, en definitiva, arrojaron al drenaje cientos de millones de dólares que todos los uruguayos estamos pagando en tributos y tarifas abusivas Incluso, observamos, ahora, con bronca, como los pilotes de la regasificadora que costaron mucho instalarlos, se están retirando a un costo de US$ 9 millones de dólares…

En síntesis: estoy de acuerdo con inversiones extranjeras realizadas dentro de un marco contractual equitativo, con garantías para ambas partes y sin la posibilidad de dolorosas sorpresas como la que nos ha deparado Aratirí.

Estoy de acuerdo con la realización de obras de infraestructura siempre que sean el fruto de estudios efectuados por especialistas que concluyan asegurando la viabilidad y la conveniencia para el país de las mismas.

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