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Truenos y petardos

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@|La declinación en los casos de Covid-19 hicieron que el foco de la atención pública se desviara hacia un incidente entre el Presidente de la República y el Canciller.

El mismo se habría producido el martes 9 de noche, y se notó la ausencia del Canciller en la reunión del Consejo de Ministros del miércoles a la mañana siguiente. ¿Qué pasó realmente?

¿Cómo es que si se trató una reunión privada entre dos integrantes del gobierno, la misma trascendió de inmediato a la prensa?

Se rumorea que pudo haber habido un cortocircuito en las opiniones sobre Venezuela.

El Presidente afirma que allí impera una dictadura, mientras que el Canciller, cuya opinión previa a asumir su cargo era igual, ahora argumentaba que no lo podía sostener si no quería entorpecer sus gestiones en pro de un diálogo para una salida pacífica.

Creo que en Venezuela lo que existe es un gobierno narco-militar, que únicamente se ocupa de reprimir a quienes atenten contra sus intereses económicos privados provenientes de la comercialización de la droga. Si no, ¿cómo se explica que el país de mayores reservas petroleras del mundo deba importar nafta desde Irán para atender su consumo interno?

Volviendo al conflicto entre ambos, creo que se trata de choques de opiniones propias de dos fuertes personalidades y de la inexperiencia en la gestión de gobierno. Creo que son indudables los aciertos que hasta ahora han obtenido, así como de su reconocimiento popular.

Pero no debemos olvidar que quienes gobernaron los últimos quince años cultivaron una “pretendida uniformidad” en gestión de gobierno, que en realidad avalaba las directivas de su “fuerza política” dominada por el PCU y el MPP.

Esta “uniformidad” fue indudablemente apoyada por su prensa afín, así como activistas gremiales y sociales.

Ahora surgen opiniones que pretenden enfrentar al Presidente con los líderes de la coalición política que lo llevaron al poder.

Argumentan que lo votaron para llevar adelante el cambio sobre lo que hizo el FA. Pero “ni tan calvo ni con dos pelucas”, el Presidente no tiene el poder que tenían el Dr. Vázquez o el Sr. Mujica, que contaban con mayorías absolutas en el Parlamento.

Es una estrategia gobernante diferente, sostenida sobre un programa ya acordado por los cinco partidos que integran la coalición y con una negociación permanente con los líderes del Partido Colorado y de Cabildo Abierto.

El Partido Nacional podrá tener mayor cantidad de parlamentarios que los otros dos, pero por sí solo no podría gobernar. Además, no deberían olvidar “los opinólogos” que enfrente y agazapado está el FA y sus aliados sindicales y sociales prontos a dar el zarpazo para recuperar el poder más pronto que luego.

Por eso, se debería tener más cuidado al dejar trascender diferencias, que lógicamente existen y existirán, buscando una ventaja política muy efímera y dándole “pasto a las fieras”.

Personalmente no creo en lo de “renuncia futura”, y que luego de haber reflexionado sobre la marcha de la coalición, acordaron sobreponerse a los matices de opinión existentes continuando con su indiscutible vocación de servicio que los caracteriza a ambos, por el bien futuro de nuestro país, algo que se perdió en los últimos quince años...

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