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No es tiempo para las tribunas

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@|No sé si por su profunda apatía intelectual o su crónica hemiplejia conceptual pero, evidentemente, los dirigentes de izquierda confundieron el término “espalda con espalda” y simplemente se pusieron de espaldas al país.

Aclaro que ex profeso mencioné dirigentes de izquierda y no al FA, porque con ello incluyo al Pit Cnt, por tratarse de un brazo más de esta fuerza política.

Ya entrando en el tema y analizando las propuestas que han venido presentando últimamente al Gobierno para reducir la movilidad, se podrían resumir en los siguientes puntos:

1. El cierre total de trabajos públicos y privados no esenciales.
2. El pago del subsidio por desempleo a todos los trabajadores afectados.
3. El pago de una renta básica para todos aquellos trabajadores informales.
4. El apoyo económico y tributario para las empresas involucradas, a los efectos de garantizarles la posibilidad de continuidad.
5. El rechazo, en reiteración real, de la prohibición de reuniones (Artículo 38 de la constitución).

Suena muy “aceptable” y “agradable” para las tribunas pero, sin tomar los prejuicios socioeconómicos que esto significa, la pregunta es: ¿cuál de estos puntos garantiza la reducción de la movilidad?

Lamentablemente ninguno. Ni desde un punto de vista cuantitativo como cualitativo; y de acuerdo a mi humilde entender de ciudadano común, creo que lo empeora aún más.

Tengamos en cuenta que estas medidas van a ocasionar un número muy importante de personas con más tiempo ocioso que, al no aplicarse el mencionado Artículo 38, toda reunión deja de ser ilegal y entonces, ¿por qué no organizar reuniones, fiestas, marchas y tamborileadas sin ningún protocolo?

No nos olvidemos que hoy es prohibido y lo hacen igual.

Por esto, creo que lo correcto y justo, por todos los que hemos cumplido con las recomendaciones del Ministerio de Salud, sería mantener abierto todos los lugares de trabajo, pero con una fiscalización mucho más estricta y con fuertes sanciones a todos los que incumplan los protocolos establecidos.
Aplicar la medida de limitación de reuniones con todo el rigor de la ley sancionando penal y/o económicamente a quienes las organizan, pero también a quienes concurran.

Esto garantizaría asumir un riesgo controlado de la pandemia que redundaría en salud mental, económica y productiva, sin afectar considerablemente la libertad personal.

Claro que esto obviamente necesita la colaboración proactiva de la izquierda, haciendo uso de su innegable poder de convocatoria, para ayudar a controlar estas irregularidades y desmanes.

Y no lo han hecho, por el contrario, han proyectado y promovido cuanta marcha, manifestación, falsos relatos y festejos se les ocurrió.

Los resultados son elocuentes: el 50% de los lugares de trabajo inspeccionados no cumplió con los protocolos. Entonces, ¿dónde estaba el Pit Cnt para asumir su principal rol de cuidar la seguridad de sus trabajadores? ¿Dónde figuran sus reclamos exigiendo el suministro de los elementos necesarios y la adecuación de los lugares de trabajo, para cumplir con los protocolos establecidos? Nada de eso pasó, porque hoy su gran preocupación pasa por la recolección de firmas para promover un referéndum y el objetivo de debilitar al máximo la estabilidad nacional.

Soy un convencido de que en este país, si todos nos regimos y nos comprometemos a luchar para que se cumplan siempre los protocolos, se puede estudiar, se puede trabajar y se puede interrelacionarse con ciertas limitantes. Mientras lo hicimos, con los resultados a la vista, vimos que se podía.

Uruguayos, la situación es muy compleja y hoy más que nunca, nos exige a todos vestirnos la celeste, renunciando a las actitudes egoístas y trabajando juntos para superar esta terrible pandemia.

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