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Tiempos nuevos

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@| El mundo sigue asombrado por el “huracán” Bolsonaro en las últimas elecciones brasileñas. Lecturas hay múltiples. Pero en este caso, me voy a enfocar en temas presupuestales. Ya se había vivido en las últimas elecciones en los Estados Unidos. Y se repitió en el caso Bolsonaro.

Bolsonaro como antes lo había hecho Donald Trump y yo diría hasta con más eficacia, basó toda la estrategia electoral en la redes sociales. Sin estructura, con muy poca gente, con escasísimo dinero y hasta enfrentado a los grandes medios brasileños (en especial la Rede O Globo) obtuvo unos resultados indiscutibles y sensacionales.

Se acercan nuestros tiempos electorales. En Uruguay, tenemos la ley 18.485 del año 2009 donde se dispone el monto de las contribuciones del Estado (los sufridos contribuyentes) para los gastos electorales y esa contribución en U. Indexadas por voto válido emitido: Elecciones Nacionales 87 UI primera vuelta, 10 UI segunda vuelta, Elecciones Departamentales 13 UI, Elecciones Internas 13 UI. Grosso modo, el contribuyente aporta unos 30 millones de dólares por campaña electoral. Analizando el complejo momento de las Finanzas Públicas, que hay casi una certeza de un próximo ajuste fiscal de aproximadamente entre el 0,5 y el 1% del PIB (entre impuestos y aumentos de tarifas), la comparación con el gasto estatal eleccionario en otros países como Brasil, Argentina o Estados Unidos (en este caso el Estado no paga nada) donde proporcionalmente el nuestro es muy superior, con la actual revolución de las Redes Sociales y además tomando en cuenta que la mitad del gasto se va en avisos de TV... ¿por qué no hacer un recorte por lo menos al 50%? Hay que reducir los tiempos de la campaña electoral al máximo. Se dirá tal vez que 15 millones de dólares no es una cifra significativa. Yo creo que lo es, además sería una señal de nuestro sistema político de austeridad y seriedad y respeto al contribuyente.

¿Por qué los recortes y los ajustes siempre son aumentando impuestos y nunca bajando el gasto estatal y en especial el carísimo aparato político de nuestro país? Todo el mundo piensa en recortes y aumentos de impuestos. Pero el sistema político es como nuestra “vaca sagrada”. Nunca aparece en la discusión la posibilidad de hacer un real recorte del aparato político. Si tomamos en cuenta que el Parlamento cuesta unos US$ 650 millones por quinquenio… ¿qué pasaría si ese gasto pasara a la mitad? Ese ahorro, significaría que en tres períodos se eliminaran todos los asentamientos del país.

¿Aparecerá algún candidato que se anime a decir algo del costo de nuestro sistema político o como siempre los ajustes son sólo para los demás?

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