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Tenencia de tierras y soberanía nacional

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@|El Reglamento Provisorio de Tierras de 1815, promovido en la por entonces Banda Oriental por nuestro Prócer José Gervasio Artigas (poco antes de la invasión portuguesa), fue, sin lugar a dudas, la Primer Reforma Agraria de la historia de América Latina.

Habiendo transcurrido más de doscientos años de aquel impulso pre constitucional, e incluso luego de más de setenta años de la creación del Instituto Nacional de Colonización por Ley 11.029 promulgada en Enero de 1948; y habiendo ocupado el gobierno partidos políticos de todos los signos ideológicos, el tratamiento de este recurso sigue balanceándose entre la necesidad de alcanzar el pleno desarrollo y el temor a la concentración de tierras en manos de extranjeros que condicione la soberanía nacional.

Las normas legales que modificaron las sociedades comerciales y buscaron conocer a quiénes eran los titulares de las “acciones nominativas”, en la búsqueda de perseguir los lavados de activos y la cristalinidad del origen de los capitales, frenó en cierta forma algunas inversiones a nivel nacional. Pero, por otro lado, a vía de excepción, el Poder Ejecutivo habilitado por la Ley 19.283 promulgada en el año 2014 (“cuando el proyecto productivo esté orientado a los lineamientos del desarrollo nacional, aplique tecnologías renovadoras, genere empleo y contribuya a elevar la producción y la productividad del sector, el Poder Ejecutivo podrá autorizar que entidades propiedad de Estados extranjeros o fondos soberanos de los mismos mantengan una participación minoritaria y no controlante en sociedades anónimas o sociedades en comandita por acciones con capital accionario representado por acciones al portador, que deseen ejercer la titularidad de inmuebles rurales o realizar explotaciones agropecuarias”), podía autorizar excepcionalmente esas inversiones.

En ese caso, el Poder Ejecutivo debía remitir a la Asamblea General a sus efectos, los antecedentes correspondientes. Por cierto, una norma dictada dentro de los quince años de gobierno frentista, en los que contaron con mayoría absoluta en ambas cámaras, pasaron del “desalambrar” tan publicitado, a la comprobada realidad de una “extranjerización” de millones de hectáreas de tierras, sin pestañar.

Ahora resulta que vuelven contra lo que promovieron sin tapujos en su período de gobierno, y los nueve senadores frentistas ven “con preocupación” este problema; que si bien entienden es el “talón de Aquiles” de nuestro desarrollo, consideran que en definitiva la propiedad privada de los suelos no es el único factor a tener en cuenta cuando hablamos de soberanía. Pero que sin lugar a dudas importa, en un país como el nuestro… dadas sus dimensiones. Y por ello buscan la alianza con representantes de una de las cinco fuerzas de la Coalición, para impulsar su proyecto de ley.

Queda de manifiesto el oportunismo del proyecto frentista que busca evidentemente frenar las posibles inversiones en el actual gobierno, sacando a relucir viejas consignas que tuvo “postergadas” en el tiempo que les tocó ser gobierno.

Resulta lógico preguntarse: ¿cuáles son los intereses que verdaderamente defienden?

Sería bueno tenerlo presente.

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