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Sobre forestación

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@|Fruto de la pandemia, el escenario macro ha cambiado radicalmente respecto del año electoral, y de forma muy especial las finanzas públicas, que han acelerado su deterioro significativamente.

En ese marco, el ajuste fiscal vía reducción de gastos ya no será suficiente para volverlas al trillo, y será preciso complementarlo con aumentos de la carga fiscal. No hay otra salida para buscar el equilibrio en las cuentas públicas.

Dado el parate económico del que felizmente de a poco estamos saliendo (pese a los cultores de la cuarentena obligatoria), no parece atinado instrumentar un aumento significativo de impuestos este año. Lo aconsejable es dejar esa tarea para el año que viene, con más información sobre la mesa y sobre todo, con mayor actividad económica.

Sin perjuicio de ello, hay cosas que se podrían instrumentar por decreto “mañana” mismo, con el consiguiente efecto positivo en las expectativas, por aquello tan viejo pero tan cierto, de que en economía las señales son muy importantes. Además, por poco que sea, todo recurso viene muy bien a las menguadas finanzas, y no debería desperdiciarse la oportunidad.

Concretamente me refiero a dos subsectores de la agropecuaria como lo son la agricultura, que paga muy poco IMEBA, y la forestación, que no paga nada por ese impuesto.

Con la excusa de que a partir de la reforma tributaria los contribuyentes de IMEBA no descuentan IVA, del 2% que pagaba la agricultura hasta 2007, pasó al 0,10%. ¡Bajaron 20 veces!

Alguien sensatamente puede pensar que esa es la diferencia de rentabilidad entre agricultura y pecuaria (que siguió pagando 2%); ¿qué justifica esa diferencia de aporte fiscal? No parecería ser la situación, a todas luces. No lo era antes de 2007 y obviamente no lo es después, con el único cambio del descuento de IVA.

Peor aún, el sector forestal que tiene la tasa de IMEBA en 0% y obviamente “hablando en plata”, contribuye marginalmente a las finanzas públicas con algún tributo menor.

La situación se torna particularmente injusta si se considera que esa ha sido la situación de la forestación en los últimos 30 años, y que el desarrollo significativo en los últimos 20 lo pone en condiciones de funcionar solo, sin ayudas extras de la sociedad.

En el actual sistema, el IMEBA opera conjuntamente con el IRAE ya que tiene la doble calidad de impuesto definitivo si se opta por IMEBA y de pago a cuenta, si se opta por IRAE.

En 15 días se termina el ejercicio agropecuario e inicia uno nuevo abriéndose por tanto una excelente oportunidad para que se emita un decreto adecuando las tasas de IMEBA de esos dos subsectores, con el tiempo suficiente para que los agentes económicos sepan a qué atenerse en la planificación tributaria del ejercicio 2020/2021 y siguientes.

¡Es ahora! Ahora Sí.

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