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¡Sobra Presidente!

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@|Me han interesado siempre los temas que se vinculan a la política, así como los intereses que desde diversos ámbitos, inevitablemente, se unen a ella.

Y, lamentablemente, al interiorizarnos en el tema descubrimos, al mismo tiempo, todos los antónimos posibles atribuibles al gobierno o a los gobernantes en su actuación: fortaleza y debilidad, presencia y ausencia, preocupación e indiferencia, control y descontrol, moderación y despilfarro, altruismo y egoísmo, eficiencia e ineptitud, trasparencia y corrupción, liberalismo y populismo, humildad y soberbia e infinitas definiciones apropiadas y aplicables.

En Uruguay, el sistema que ha prevalecido y del que gozamos es la democracia participativa.

Las elecciones cada 5 años aseguran una democracia plena, alternándose en el gobierno distintas tendencias ideológicas a través de diversos partidos o conglomerados y coaliciones de ellos, eligiéndose un Presidente y su Vice para dirigir el Poder Ejecutivo y Senadores y Diputados que, representando proporcionalmente a los votos recibidos, actúan integrando el Poder Legislativo.

El tercer poder del Estado, el Poder Judicial, se elige por elección indirecta con representación indirecta del Pueblo por La Asamblea General del Poder Legislativo.

Así, desde el 6 de noviembre de 1930, siendo Fructuoso Rivera el 1er. Presidente electo por el voto ciudadano, diversos ciudadanos, normalmente en ese plano de alternancia y de democracia participativa han accedido al más alto estatus para regir al país.

Sin entrar a evaluar, ni siquiera soslayar, los diversos gobiernos que nos llevan a nuestra historia reciente a partir de la vuelta a la democracia, luego de un oscuro período histórico, en 1984 asume nuevamente el tradicional sistema de democracia participativa, reiniciándose la referida alternancia de partidos políticos en el gobierno. Finalmente en 2020, la ciudadanía, reaccionando a 15 años de ideología de izquierda socialista, elige a un joven Presidente, quien a pesar de su juventud, suma a su formación académica 20 años de Representante Nacional como Diputado y en el último período como Senador del Partido Nacional.

Asume entonces la Presidencia el 1° de marzo , Luis Alberto Lacalle Pou, encabezando una Coalición de 5 partidos, con un ambicioso y transformador programa de gobierno elaborado esmeradamente durante meses.

Impiadosamente, 13 días más tarde, se ve sacudido por la terrible pandemia del Covid-19. Es en este momento, quizás como en ningún otro de nuestra historia política, necesaria, la templanza de un conductor que reuniese las mejores cualidades, para, a la vez, enfrentar la inimaginable situación y seguir adelante con su proceso de recuperación de la difícil actualidad económica y social que vive nuestro país.

Fortaleza, presencia, preocupación, control, decisión, moderación, eficiencia, transparencia, sensibilidad, humildad y liberalismo, todas esas virtudes coronaron la actuación en estos primeros 150 días del mandato asumido.

Un Presidente que reúne esas cualidades se transforma en ese mínimo lapso temporal, en algo más, un estadista, un gobernante que nuestro país muy pocas veces ha podido disfrutar, una casi inalcanzable amalgama de personalidad, inteligencia, discernimiento, prodigación y oportunidad.

Hoy Uruguay tiene en Luis Lacalle Pou esa figura que gobernará por 5 años nuestro país, bregando por llevarnos al destino venturoso que merecemos… ¡Sobra Presidente!

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