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Semblanza a Fernández Crespo

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@| El 28 de abril se cumple un nuevo aniversario del nacimiento de Daniel Fernández Crespo, el hombre de la recta conducta. 

Por razones de edad no le conocí personalmente ni viví en su época. Aún en esa circunstancia, considero que el ilustre ciudadano constituye un paradigma de la acción política y hace necesaria su justa reinvidicación.

Mucho de lo narrado me fue dado a conocer, por tradición oral de mis mayores, familiares con quienes, de niño y adolescente, compartíamos la afición por la historia. Seguramente todas esas enriquecedoras vivencias forjaron el hombre que soy. 

Don Daniel Fernández Crespo a lo largo de su intensa y fecunda vida debe ser tomado como un genuino ejemplo de servicio público, de moral acrisolada y un verdadero paladín del trabajo político y parlamentario en beneficio de las clases trabajadoras. 

Quienes le conocieron y trabajaron incesantemente con él lo admiraban por sus cualidades políticas, humanas y morales. Mientras esto ocurría entre sus huestes partidarias nacionalistas, sus adversarios le respetaban, no por su verborragia sino por su constante y perseverante labor en pro de lograr mejores condiciones de vida para las clases populares. Dedicó toda su acción a causas que motivan un perenne recuerdo de los orientales más sencillos y lo transforman en un referente ineludible de todos los que abrazan la abnegada actividad de servir a los demás. Que otra cosa puede ser la labor política que la de servicio a la comunidad y su gente !!!. Así nació en la Grecia antigua, donde la Polis o la llamadas Ciudades Estado eran una magnífica muestra de vida en sociedad. Esa una de las fuentes inspiradoras de la Democracia moderna.

En primer lugar, Daniel Fernández Crespo fue un educador que sentía la causa magisterial, no solo la de las aulas, la que significa formación, sino también, el aspecto gremial de la noble profesión.

El legislador constituyó un verdadero paradigma del pueblo trabajador. No en balde, su capital político fundamental y las mayores adhesiones los encontramos en los barrios populares de Montevideo como Capurro, La Teja, el Cerro, Paso de la Arena, Belvedere, Paso Molino, La Aguada y tantos otros que le confiaron su representación a lo largo de más de tres décadas. Su prédica lo llevó a desempeñar varios cargos en la organización estatal uruguaya. Primero fue Diputado Departamental de Montevideo y luego Representante Nacional por el mismo departamento. En cada elección era constante la ratificación del pueblo que le otorgaba más apoyo y respaldo. En 1950 le cupo la responsabilidad de desempeñarse en el Senado de la República. Tras una fulgurante y destacada actividad en ambas ramas parlamentarias conquistó para su Partido Nacional una resonante victoria en la capital del país, circunscripción electoral siempre esquiva para los blancos. Su última actuación pública la realizó en el Consejo Nacional de Gobierno, órgano colegiado que, por entonces, conformaba el Poder Ejecutivo Nacional desde la reforma constitucional de 1952. Ocupó su Presidencia en 1963. En la de la Lista 51, Mil Intervenciones en el Parlamento, se destaca su participación en infinidad de temas del quehacer nacional.

Fue autor de una cantidad impresionante de proyectos de ley. Dentro de los más relevantes podemos destacar el Seguro de paro y Bolsas de trabajo de la industria frigorífica, Igual salario de la mujer y del hombre en la misma tarea, Garantías para la empleada u obrera que contrae enlace o es madre, Jubilación especial para los obreros que trabajan en medios insalubres que producen prematuras enfermedades profesionales, Cooperativas Agrarias, Reforma Agraria, Participación de los trabajadores en las ganancias de la empresas, entre otros. 

Tuvo una destacada trayectoria en el área deportiva, presidiendo los Clubes Liverpool y Aguada con resonantes campañas. Además, se desempeñó en la Asociación Uruguaya de Fútbol. 

Fundador del Movimiento Popular Nacionalista y de la Unión Blanca Democrática. Mientras la vieja colectividad de Manuel Oribe, Leandro Gómez y Aparicio Saravia se encontraba dividida, fue un fuerte y decidido impulsor de la unión. Queda claro que su labor tuvo un punto culminante cuando los blancos logran votar juntos y así conquistar el gobierno luego de 93 años en el llano.

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