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Sadomasoquismo político

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@| En el editorial de El País del jueves 6 de junio se expone que el electorado desencantado con el oficialismo y a pesar de reconocer los fracasos y errores del partido de gobierno, llámese corrupción, clientelismo, ineptitud, fraudes y un largo etcétera, no termina de optar por alguna de las variadas ofertas opositoras y que por complejos difíciles de entender, buscan excusas para no comprometerse con un cambio.

El editorialista se pregunta, ¿Se puede cuestionar a los gobiernos del Frente Amplio de la forma que lo hace Guigou, y a la vez afirmar que es mejor que sigan en el poder? ¿Es que la ética vale tan poco? Generalizando y no solo considerando la postura del reconocido académico, yo lo encararía más que como un tema ético, como un problema de comportamiento que orilla con el sadomasoquismo. De acuerdo con la Real Academia Española el sadomasoquismo es “perversión sexual de quien goza causando y recibiendo humillación y dolor” si cambiamos perversión sexual por perversión política estaríamos en la descripción perfecta del Frente y el frentista desencantado que igualmente tiene la intención de votarlos nuevamente. El sueño de cualquier sádico es encontrar a cualquier masoquista con el que se pueda complacer. Lo mismo ocurre a la inversa: todo masoquista ansía hallar a un sádico que le dé placer. En este caso, al menos aparentemente, ambos lo han conseguido. Lo malo es que sus juegos de sadomasoquismo político han tenido, tienen y por desgracia, Dios ni las urnas lo permitan, podrían seguir teniendo consecuencias muy negativas para el país y sus ciudadanos.

Haciendo la paráfrasis del dicho, “no hay mal que dure quince años… ni país que lo resista”.

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