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Al rescate del humor

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@|El buen humor puede ser crítico, acusativo, despiadado, inocente, picaresco, etc., y hacer uso de su libertad de expresión, pero jamás va a incluir como hilo conductor, la burla o denigración. Lamentablemente, hay personas y algunos libretistas, principalmente de carnaval, que lo confunden. Esto es un error conceptual muy grave.

La burla y el agravio no es broma, está estrechamente ligada al acoso o bullying, como le llaman ahora. Es una expresión nefasta, mezcla de resentimiento, odio, envidia, etc., producto quizás de un complejo de inferioridad. Nada tiene que ver con el humor. Lo asesina.

El hecho de que algunas personas lo festejen, no lo validan como tal. Todo lo contrario, muestra que comparten los mismos sentimientos negativos del autor. El solo hecho de incitar la risa no es garantía de nada. La simple hostilidad no cuenta como humor.

El hecho de denigrar gratuitamente a compatriotas con las expresiones más bajas, agresivas e hirientes, es una clara muestra de lo dicho. ¿Esto puede considerarse humor?

Sin embargo, muchas voces de la izquierda, siempre la izquierda, hablan de que hay que respetar las libertades y ponerla por encima de todo.
Me pregunto, si el cuplé, con el mismo grado de agresividad, degradación, odio, etc. por ejemplo, versara sobre los desaparecidos, ¿seguirían defendiendo esta postura?, ¿desgarrarían sus vestiduras en pos de las libertades, así como así?

La respuesta a ambas preguntas es muy obvia. Hoy estaríamos en marchas, ríos de tinta y horas de programa despotricando con la referida actitud y sería correcto, porque el hecho ejemplificado es aberrante.

Debemos entender y aceptar de una buena vez, que el derecho a la libre expresión, solo se debe ejercer en equilibrio, con la obligación de ser respetuosos y responsables.

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