@|Desde niño comprobé hechos que han incidido en mi desarrollo intelectual, marcando y a veces torturando el pensamiento.
Iniciado en la mitad del siglo XX, en mi hogar me inculcaron la lectura y la escritura memorizando; principio también vivido en la escuela. El hecho se agravó cuando me intentaron enseñar Matemática. ¿Cuál era el problema? No entendía, al grado que quienes intentaban hacerlo fracasaron y en oportunidades traslucían su falla y enojo; el resultado fue que en Matemática me considero un cero a la izquierda. No podía comprender, porque no sabía razonar. Se agravó con Física y las ecuaciones; el problema… comprender qué era “eso”… Con esfuerzo se superó, con el debe establecido.
Luego, avanzando en la Medicina, la semiotecnia ayudó. El profesor Alfredo Navarro, una mente brillante, influyó con su claro razonamiento. Otro amigo, erudito médico él, Jorge Pouso, me ayudó a entrar en el mundo metodológico, uno de los mojones del saber pensar para analizar con orden el pensamiento. Recuerdo además comentarios de que en nuestro país “enseñan de todo” pero sin profundizar. Mientras en otros ambientes se limitan a áreas básicas con el fin de dominar escribir, leer y desarrollar la comprensión, a fin de que cada uno pueda decidir qué quiere: el paso para ordenar, prosperar en ideas y alimentar metas.
En Medicina, el proceso va dirigido a la personalización de la atención. Implica conocer en profundidad la estructura humana. Indagar cómo se producen los hechos, cómo solucionar. Observar resultados y cómo evaluarlos. Conlleva disponer de tiempo, contar con información veraz a fin de estudiar y resolver problemas. No se hace solo, necesita de una organización, utilizando los medios disponibles para acertar el diagnóstico, la propuesta terapéutica y seguir la evolución del caso donde, el primer interesado, es el paciente.
No es una idea loca, sino que cada integrante del sistema sea full time en su trabajo y superarse. Si se cumple y se aprovecha el tiempo, se logra una secuencia que aborda los problemas con cabalidad, con menores costos, mejores resultados, personalizando: mejor atención del paciente.
Permite crecer intelectualmente y favorece a la institución y la población. No hay milagros, sino trabajo organizado.